¿ Dominado por la ira ?


Como pasión del alma, la ira causa indignación, enojo muy violento, deseo de venganza, o violencia contra los demás o contra uno mismo. Es la forma en que alguien se comporta ante un determinado estímulo sin precisar cumplir ningún requisito previo para tenerla. De todas las reacciones humanas, está disponible en cualquier momento y nos asalta en cualquier lugar, hora, o circunstancia. Uno puede enojarse con alguien sin saber nada de esa persona, y sin siquiera conocerla. Para ponerse iracundo no es necesario que uno tenga un carácter irascible. Segundos antes de estallar, uno ha podido estar en plena calma. Por ello, es un error cuando alguien dice: “es que él es así”. Y eso no es cierto. Lo cierto es que aprendió a ser así, y fue “perfeccionando” esa conducta hasta convertirla en una destreza, por lo que puede afirmarse que la ira es una respuesta aprendida, que comienza como una emoción que es apenas una señal de alarma, y luego se transforma en una respuesta global muy compleja y de muy difícil manejo. Como existe la adición a las drogas, al alcohol, o al juego, también existe la adición a la ira. Se es adicto a la ira cuando no se tiene control sobre ésta, lo que se convierte en algo crónico o compulsivo. Se cree que en este tipo de adicción existe una predisposición genética; de padres violentos, hijos violentos. No obstante, ningún adicto a la ira admite su adicción. Y, erróneamente, como el alcohol, la utiliza como un mecanismo para “resolver” los problemas, y ese mecanismo llega a ser autodestructivo, pudiéndose catalogar como una enfermedad de los sentimientos que va destruyendo a la persona que la siente. Su adicción disminuye la autoestima y produce vergüenza y sentimientos de culpabilidad. Contrariamente a lo que se cree, no cambia ni resuelve nada, ni evita ningún hecho o circunstancia. Sólo sirve para hacernos pasar un mal rato y desperdiciar nuestra energía, porque cuando nos enojamos, perdemos los estribos y no entramos en razón. Cuando entramos en cólera, el único impulso que nos guía es el de la agresión; queremos dañar, romper, o destruir, dañándonos a nosotros mismos desde el momento en que dejamos crecer la furia destructiva, porque nos convertimos en una verdadera fiera que va contra todo. Desde el momento que permitimos que nos domine, todo nuestro organismo nos acompaña: Así, nuestro cerebro que no discrimina entre el bien y el mal, ordena volcar en nuestra sangre todas las sustancias necesarias para provocar un ataque de ira, conduciéndonos en muchos casos hasta el agotamiento, la inconciencia o la locura. De esta forma, la ira destruye nuestra paz interior, porque, inexplicablemente, todos somos capaces de emprender el viaje hacia ella, pero no hacia el perdón o hacia la paz interior que reestablece la armonía. Según algunos estudiosos del comportamiento humano, la ira es un fenómeno universal que puede ocasionar grandes perjuicios. “En nuestra época, cuando el estrés es cada vez mayor, ¿quién no se ha dejado llevar por ella en alguna ocasión? ¿Existe alguna manera eficaz de resolver nuestros problemas sin que la ira entre en escena?”. La ira es tan destructiva y dañina que puede amargar nuestra vida y la de quienes nos rodean. Según Mike George, maestro de meditación y desarrollo espiritual, “Es una emoción incendiaria. El primer paso para desapegarnos de ella es convencernos que se trata de una emoción llena de fines inútiles. Nunca nos sentiremos satisfecho de haber dado rienda suelta a nuestra ira. Es difícil encontrar a alguien que, habiéndose enojado, no se justifique después, lo que demuestra que se avergüenza de sí mismo y de su descontrol”. La ira no se da sólo hacia afuera, actúa también hacia adentro. El enojo nos llena de enojo, nos lo damos y se lo damos a los demás. La ira contra los demás puede terminar en asesinato. Contra uno mismo, en suicidio. Existen diferentes formas de sentir la ira: perdiendo los estribos, gritando o sintiendo ganas de golpear a alguien o de romper algo; respirando más rápido; cuando la cara se nos pone colorada; los músculos tensos y los puños fuertemente cerrados. Como seres vulnerables nos dejamos arrastrar por nuestras emociones, pero no debemos permitir que la ira nos controle, porque nos ciega, nos estupidiza, y nos convierte en una especie de bestias obcecadas, pudiendo hacer que gritemos a las personas que queremos o estimamos. La ira no sólo nos acarrea consecuencias psicológicas como la depresión, y espirituales como el pecado, sino que también nos genera dañinas consecuencias físicas como ataques al corazón, y todo tipo de enfermedades, debido a un sistema inmunológico debilitado y, según algunos estudios, predisposición al cáncer. Incluso, la ira reprimida causa depresión y hasta podría llevar al suicidio o al homicidio. Según el psiquiatra Frank Minirth, “La ira representa probablemente el mayor riesgo a la salud y la principal causa de muerte. Si uno consigue liberarse de la ira, habrá alcanzado uno de los mayores logros en el plano espiritual”. Controla tu ira antes de que ella te controle a ti.
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Constelaciones familiares


¿Por qué no funcionan muchas relaciones de pareja? ¿Cuál es la causa de las conflictivas relaciones entre padres e hijos? ¿Por qué algunas personas son drogodependientes o desean morir? ¿Cual es la causa de la anorexia o la bulimia? ¿Se pueden evitar algunas enfermedades de la tercera edad? ¿Es posible prevenir o curar la esquizofrenia, la psicosis, y otras enfermedades? Según la ciencia, esto es posible si se contemplan desde la perspectiva de las constelaciones familiares. Pero, ¿qué son éstas? Partiendo que cada persona es el final de una pirámide de muchos seres humanos que han sido indispensables para su existencia, se entiende que para que haya podido existir un hijo fue indispensable la existencia de unos padres y para la existencia de ellos, fue indispensable la existencia de los suyos y así hasta remontarnos hasta el comienzo de la creación de la vida. Como las estrellas, los seres humanos formamos parte de constelaciones familiares que parten para ampliarse a otros grupos humanos, rigiéndose por leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que condicionan su funcionamiento. De este modo, tanto a nivel psíquico como físico, todo ser humano trae consigo la información de las vidas de las que procede. Esto se conoce como herencia, la cual se encuentra impresa en lo profundo de nuestro ser, en nuestros genes y en el inconsciente colectivo de nuestra familia, teniendo la capacidad de ser transmitida de generación en generación. Formamos parte del campo morfogenético de nuestra especie y de nuestra familia. Allí está toda la información de nuestra historia familiar, impresa en nuestras células manteniendo un orden que permite que la vida fluya. Por eso algunos heredamos los ojos verdes del abuelo, las piernas cortas de nuestro padre y que a su vez tenía su madre. Otros nacen con otras características evocando a otra fracción de la herencia familiar, heredando el buen o mal carácter, determinados gustos, la agilidad, la fuerza, el compromiso, las tendencias depresivas, neuróticas, u obsesivas que caracterizaron a alguno de nuestros antepasados. Asimismo, los conflictos no resueltos que se hayan podido generar debido a violencia intra o extrafamiliar, guerras, asesinatos, suicidios, luchas de poder, perdidas de seres queridos, abortos, separaciones traumáticas, abandonos, accidentes fatales, exclusión de personas de la familia, inversión del orden jerárquico familiar, secretos familiares, relaciones vinculantes extramaritales, hijos no reconocidos, o crímenes. Cada familia entrega a sus miembros una información de su propia historia particular, tejida y construida a través del tiempo. Una constelación familiar es quizás la experiencia vivencial más importante de la psicología contemporánea. Cuando se aborta un bebé o nace muerto y no hay duelo o no se habla de ello; no se reconocen a los compañeros anteriores o las relaciones importantes y no se les honra; las experiencias de guerra no son recordadas y no se honra a los muertos, o se ocultan secretos familiares, los efectos son sentidos por las generaciones siguientes, a veces dos o tres generaciones después, manifestándose en suicidios, depresiones, parejas sin hijos, enfermedades mentales o físicas, adicciones, etc. y, a menudo, sin tener conocimiento consciente de lo anteriormente ocurrido. Científicos como el biólogo inglés Rupert Sheldrake, doctor en bioquímica de la Universidad de Cambridge, y el doctor Albrecht Mahr, en Alemania, coinciden al calificar a las constelaciones como campos con memoria que se manifiestan como campos energéticos que existen de la misma forma que existen los campos electromagnéticos, funcionando de forma diferente, almacenando información y energía de los sistemas, grupos o especies. “Estos campos permiten la transmisión de información entre organismos de una misma especie sin mediar efectos espaciales, como si dentro de cada especie del universo existiese un vínculo que actuara fuera del espacio y el tiempo. Ese vínculo es el campo morfogenético. Por ejemplo, un roedor australiano puede conocer simplemente por resonancia mórfica algo aprendido por un roedor en Leningrado. Si llevamos desde Leningrado a Australia un enemigo natural del citado roedor, su pariente australiano reconocería al momento a su enemigo, igual que lo hacía su pariente ruso. Otro ejemplo: los famosos monos de la isla de Koshima, en Japón, a los cuales un grupo de científicos alimentaba con papas y ñames sin lavar. Entre ellos, una hembra, de nombre Imo, descubrió que lavándolos en el mar, además de perder la arenilla, sabían mejor. Extrañamente, a pesar de haberse evitado el contacto de los monos de Koshima incluso con los del resto de Japón, los demás monos del continente comenzaron a lavar sus plantas. Según Gary Schwarz, psicólogo de la Universidad de Yale, “la conciencia puede percibir al instante y, al instante, influir sobre cualquier parte del universo, pudiendo abandonar el cuerpo y vagar más deprisa que un fotón a través de ámbitos infinitos sobre cualquier parte del cosmos”.
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Karma de países


A lo largo de la historia han ocurrido muchos desastres con efectos devastadores de grandes proporciones. ¿Por qué los desastres parecen ser cada vez más frecuentes y mortíferos? ¿Por qué la humanidad tiene que sufrir terribles terremotos, huracanes, tifones, tsunamis, vientos, calores, fríos, calentamientos, incendios, y otras calamidades que barren a personas y regiones? ¿Por qué ocurre esto? ¿Acaso se debe al pecado del hombre? Aunque parece haber una respuesta científica, hay otra más allá de la ciencia, porque desde el inicio han ocurrido grandes desastres como el Diluvio Universal y la destrucción de Sodoma y Gomorra, “los cuales se originaron por el incremento de la maldad del hombre debido a su desobediencia y pecado”. En la actualidad también se ha incrementado la maldad, por lo que paralelamente también se han incrementado los desastres naturales, y, según la Biblia, la naturaleza y las fuerzas que ella genera fueron creados para el uso y beneficio del hombre, pero ese derecho implica responsabilidad por cuanto que en la creación se le delegó al hombre la potestad sobre los seres vivientes y sobre toda la Tierra, (Génesis 1:26). ¿Ha pasado lo peor o puede llegar a pasar? “Cuando ocurre un desastre jamás pasa por nuestra mente que cada uno de nosotros es culpable de lo que sucede y de lo que sucederá. En realidad somos los responsables de que en este planeta se susciten este tipo de eventos y es por ello que el karma es una situación de pago”. Cada pequeña cosa que ocurre en el universo tiene una acción y para cada acción hay una reacción. Si es negativa, la negatividad le será devuelta a quien la emitió. Esto ocurre con la gente y con los grupos colectivos (países) que son una sola mente o que están juntos por alguna razón. Quizá se piense que esto no es verdad, pero ante los ataques, la naturaleza ejerce su defensa. Si no es así, ¿Por qué existen países que son más karmáticos que otros? Por ejemplo, los muy pobres como Biafra, La India, y otros paises africanos. Mientras que Bosnia, Israel, e Irak son países guerreros con problemas constantes y han sufrido privaciones y carestías tremendas de alimento y de educación, donde grupos de personas están pagando un karma en dolor, en sufrimiento y en guerras constantes para saldar deudas contraídas en el pasado. Es en definitiva la Ley del Karma que no es otra cosa que la Justicia Divina. El yo interior de cada ser humano es una energía vital única, estrechamente unida a todo el universo porque todo lo que existe está relacionado entre sí y nuestro yo pertenece al Universo Cósmico de la misma manera que una gota de agua pertenece al océano. A medida que vamos aprendiendo y avanzando espiritualmente nos percatamos de esta gran verdad y entendemos que cada persona, en una etapa determinada está viviendo lo que en esa etapa tiene que vivir según todo aquello bueno o malo que haya hecho. No se trata de un castigo de Dios ni de nada injusto sino simplemente de recibir el efecto de una causa.
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La lengua, castigo del cuerpo


El lenguaje es el conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente a través de la facultad de hablar, en el cual la lengua actúa como instrumento al servicio de la comunicación humana. El término lengua se emplea como materialización del lenguaje expresado en palabras, siendo este un instrumento del pensamiento, producto de la inteligencia humana. La lengua le permite al hombre expresar lo que hay en su corazón, pero se torna peligrosa cuando con ella se pronuncian palabras hirientes y ofensivas. El uso de este órgano es una gran bendición, pero también una gran responsabilidad. Es de tamaño pequeño pero de consecuencias enormes en el efecto de su acción. Por ello, ha de utilizarse al servicio de la verdad. “Dios recompensa a los que se apartan de las palabras malvadas, y castiga a quienes hacen daño a otros. Todas las palabras que el hijo de Dios pronuncia son en su contra, excepto cuando ordena el bien y prohíbe el mal. Dios tiene misericordia de aquel que dice el bien y guarda silencio, asegurándose de estar en paz, porque el silencio es paz”. El desarrollo del cerebro permite pensar y hablar. El pensamiento tiene primacía sobre el lenguaje y produce la evolución del hombre, que sin lenguaje es un ser sin pensamiento. El inteligente oculta su lengua tras su corazón y cuando va a hablar consulta primero con su corazón; y si lo que va a decir va en su contra, entonces calla. El ignorante es aquel que antepone su lengua a su corazón y cuando habla lo hace sin pensar, diciendo lo primero que se le ocurre, sin preocuparse de las consecuencias. “Dios ha advertido de castigo en esta vida y en la próxima a quien escuche complacido mentiras, acusaciones injustas y difamaciones. Mayor será para quienes pronuncian palabras ofensivas y acusaciones falsas, pretendiendo dañar el honor y el buen nombre del prójimo y causar perjuicio a su dignidad. ¡Cuánta sangre se ha derramado y cuánta injusticia se ha cometido a causa de mentiras y falsedades! ¡Cuánto honor y buena reputación se han arruinado por culpa de falsas acusaciones!”. Cuando la lengua habla con rectitud el corazón expresa bondad y solidaridad. ¡Cuídate de guardar en tu lengua cosas inútiles, mejor empléala en el uso justo de la palabra! Quien hace daño a los demás está lejos de la misericordia de Dios. Él nos dio el don de la palabra para diferenciarnos de los animales irracionales y para que nos entendiéramos como hermanos. “No se hace recto el hombre hasta que su corazón no es recto. Y no es recto el corazón hasta que la lengua obra rectamente”. Todo bien se resume frenar la lengua de caer en el habla malvada. El delito de ofender o difamar se puede equiparar al de matar, herir o robar. “¡Pobre de aquel que dañe el honor y la buena reputación de su prójimo con mentiras! ¡Por su maldad será castigado en esta y en otras vidas!”. Cuando el corazón está sano, las acciones son rectas y aceptadas por Dios y por esa rectitud se logra la victoria en esta vida y el éxito en el día de la rendición de cuentas. Dios nos concedió la palabra para purificarnos y hacer recto nuestro corazón y sanarlo. La buena opinión siempre va ligada a la buena acción. No le hagas sitio en tu corazón a malas palabras y malas acciones porque ellas serán la causa de tu destrucción moral y espiritual. Dale más bien cabida a actos hermosos, nobles y buenos. La buena opinión es una de las características espirituales de la gente recta. Si existiera buena opinión en todos los hombres, existiría cohesión, paz y armonía en el mundo. Cuando se pierde esta cualidad se pierden el afecto y la confianza y se propagan las sospechas y las acusaciones contra los inocentes. La mala palabra divide y enfrenta a los hombres. “No se beneficia nadie de su intelecto hasta que no pueda beneficiarse de su buena opinión”. Cada vez que veas a alguien lleno de malas opiniones hacia los demás, intentando expresar y difundir sus defectos, ello es señal de lo indigno y pervertido de su interior y de su mala intención, porque su lengua se vuelve afilada contra quienes llaman a la rectitud e invitan al bien. Lo cierto es que no se dedica a los defectos de los demás más que el que está despreocupado de sus propios defectos y tiene el corazón enfermo. Tanto en sus creencias, como en su conducta, en las transacciones y en las cualidades de su carácter, el hombre recto reúne en su persona lo bueno de esta existencia. Teme siempre a Dios y mantente vigilante de tus actos. Ten presente que una sociedad sana se compone de individuos sanos. Cuando el individuo está sano garantiza la salud y rectitud de su familia, de su comunidad, de su país y del planeta. La raíz de la mala opinión es el engreimiento, la vanidad y el desprecio a los demás. El ser humano debe volver su mirada y e intelecto hacia un modo recto y equilibrado de pensamiento, el cual lleva a la rectitud en la conducta y le hace reconocer que lo duradero y permanente es superior y preferible a lo efímero. “Aquel que utilice el don de la palabra para calumniar, difamar y hacer daño a otras personas, se hará merecedor del castigo divino”. El ignorante es aquel que antepone su lengua a su corazón y cuando habla lo hace sin pensar, diciendo lo primero que se le ocurre, sin preocuparse de las consecuencias. ¡Cuántas personas han perdido la vida a causa de una mala palabra!
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El misterio de la muerte


La muerte es un misterio porque todos sabemos que vamos a morir, pero nadie sabe cómo ni cuándo. Asimismo, sabemos que, como fin de la vida, es lo opuesto al nacimiento. Pero, ¿es definitiva? Parece serlo ya que hasta ahora la ciencia no ha sido capaz de lograr la recomposición del proceso homeostático. No obstante, existen diversas religiones que sostienen que puede ser reversible, creyendo en un poder sobrenatural capaz de resucitar a los muertos, mientras que otros mantienen esperanzas en el surgimiento de procesos que logren paralizar el deterioro termodinámico de un cuerpo orgánico, aplicando técnicas de reanimación como la criónica. Por Humberto Zárraga La muerte nos impacta porque nuestra mente no está preparada para aceptarla como un hecho lógico y natural, y por ello, las consecuencias psicológicas que se derivan de la casi siempre inesperada y sorpresiva ruptura, obligan a nuestro cerebro a cambiar fisiológicamente las conexiones de las neuronas. De este modo, el cerebro puede inhibir el riego sanguíneo produciendo un shock y posible pérdida de conciencia (mareos, vómitos, malestar general, nerviosismo, desmayo, cefaleas, migrañas, etc.). De este modo, el dolor emocional guarda relación con el concepto que los allegados tengan sobre la vida y la muerte, puesto que a menudo la muerte está precedida por el sufrimiento resultante de una enfermedad, trauma o envejecimiento, ésta nos infunde temor y aunque la vida es lo más valioso, la muerte nos rodea y, aún así, nadie desea morir ni que mueran sus seres queridos. Si pudiéramos predecirla, tal vez sería diferente porque dejaríamos asegurado el futuro de los seres que nos sobreviven, pero es tan impredecible que su llegada siempre se cataloga como injusta, y a pesar de los esfuerzos por evitarla, continúa siendo la cosa más segura que tenemos. Nadie escapa de ella y ante ella todos somos iguales. Todos moriremos, bien en la niñez, en la juventud, en la ancianidad, bien como resultado de una enfermedad, en un accidente o en cualquier otro acto violento, sin importar que seamos pobres, ricos, hombres, mujeres, buenos, malos, o cuáles sean nuestras creencias filosóficas o religiosas. Debido al gran temor que nos infunde, nuestro instinto de conservación es muy fuerte, por lo que nos esforzamos en tratar de mantenernos jóvenes y saludables, seguimos dietas y programas de ejercicios, mientras que la ciencia busca los genes responsables del envejecimiento y de numerosas enfermedades. En nuestra cultura no existe una psicopatología de la muerte, por ello es difícil aceptarla. Desde tiempos antiguos pensadores como Platón, Aristóteles y Sócrates se enfrentaron a esta interrogante. De igual modo, científicos y teólogos buscan la respuesta al misterio de lo que sigue siendo uno de los más grandes enigmas del hombre. ¿Qué ocurre después de la muerte? Hasta ahora nadie lo sabe. Como ser evolucionado, el ser humano ha comprendido las leyes de la materia y de la vida, pero no ha logrado lo mismo con la muerte. Por esta razón, si queremos entender la muerte, primero deberemos entender qué es la vida; pero ante estas interrogantes, filósofos y religiosos sostienen diferentes opiniones que los mantienen en desacuerdo; y mientras que religiones como la cristiana enseñan que las almas de los muertos siguen viviendo en el cielo, en el purgatorio o en el infierno, otras creen en la reencarnación o trasmigración de las almas. Frente a la tesis de que no existe nada después de la muerte y que lo único real es la existencia física, algunos filósofos aconsejan aceptar la muerte como una gran maestra que continuamente nos susurra: “Vive la vida en el aquí y ahora, sin dejar situaciones inconclusas, pues no sabes que llegará primero, si la muerte o el siguiente día”. Si lo hacemos, podríamos llevar una vida plena, pues al no saber en que momento ha de llegar el fin, evitamos dejar asuntos pendientes y minimizamos nuestra importancia personal. Igualmente, trataríamos de mantener una comunicación fluida y sincera con quienes nos rodean, expresando un profundo respeto y amor por todos. Al ser conscientes de que nada es permanente y que nada se pierde sino que todo se transforma, despertaremos al hecho de que nada es independiente sino que todo es interdependiente con todo y todos. Somos individuos que estamos en común-unión y por consiguiente, nuestra más insignificante motivación, acción o palabra tiene consecuencias reales en todos los niveles del universo y en todos sus tiempos. Vivamos el aquí y el ahora pues el pasado ha dejado de existir y ahora es parte del presente, y el futuro, aunque incierto, depende del momento actual; pues nace junto con el momento presente y muere con él. En la medida que seamos conscientes de que el continuo fluir de la existencia es una espiral mutacional dinámica y permanente, aprenderemos que el apego y la posesividad de personas, ideas y cosas es algo falso que nos hace daño. Aceptar la no permanencia disminuye nuestro apego y el consiguiente dolor por las eventuales pérdidas y ganamos en compasión, alegría, amor, bondad y sabiduría al confiar plenamente en nosotros mismos. “Si aprendemos a vivir, aprenderemos a morir”.

Un gato mensajero de la muerte


¿Tienen los animales capacidad para detectar la proximidad de catástrofes naturales? ¿Poseen facultades perceptivas que le hacen sentir lo que los humanos no percibimos? Quien ha estado en una catástrofe sabe que pocos momentos antes de las tragedias los animales comienzan a comportarse extrañamente. ¿Será porque tienen los sentidos más desarrollados? No lo sabemos, pero existen hechos que parecen indicar un “sexto sentido animal” que escapa a toda explicación racional, por lo que nuestra mente se resiste a admitir que los animales puedan tener facultades no probadas científicamente, pero no por ello menos reales y sorprendentes, como el caso del gato de Winston Churchill quien estando muy enfermo en su cama atendido por sus médicos, una noche, cuando parecía que estaba fuera de peligro, su gato comenzó a maullar fuerte e inexplicablemente. Al día siguiente, Churchill amaneció muerto. Existen otros casos de gatos que predicen la llegada de sus dueños muchas horas antes de que éstos retornen a casa; y de perros que después de haberse perdido recorren muchos kilómetros para reencontrarse con su amo. Ya en 1842 Jhon Mieg aludía el tema en su artículo Animales meteorológicos. Hoy, uno de estos casos ocurre en el Centro de Rehabilitación de Providence, en Rhode Island, USA, donde, según el geriatra David Sosa, un gato llamado Oscar predice la muerte de pacientes a los que visita. “Cuando entra a una habitación indica que alguien morirá pronto, y ese alguien es la persona que visita. Esto ha ocurrido más de 25 veces por lo que no se trata de ninguna casualidad”, reveló Sosa a la prestigiosa y reconocida publicación científica The New England Journal of Medicine. Sosa agrega: “Aparece pocas horas antes de morir el paciente. Creció aquí. Cuando tenía seis meses hacia rondas igual que los médicos y enfermeras; así detectamos su facultad que predice la muerte mejor que cualquier otro que trabaje aquí, donde tenemos varias mascotas para que acompañen a los pacientes”. ¿Cómo actúa este felino? “Oscar entra a la habitación X. La paciente K está en la cama. El gato salta sobre la cama. Huele el aire, se detiene y gira dos veces antes de enroscarse junto a la paciente. Una enfermera entra y al notar su presencia deja la habitación rápidamente y vuelve a su mesa a recoger la historia médica y comienza a hacer llamadas telefónicas. Posteriormente empiezan a llegar los familiares y el cura. Poco después, la señora K fallece”. Sosa, quien también es profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Brown y geriatra del Rhode Island Hospital, agrega también: “El gato es capaz de oler algo, quizás una feromona que nosotros no percibimos. A lo mejor detecta algún sutil cambio en el metabolismo de los enfermos, pero lo que más llama la atención es su gran interés por los moribundos. Su visita indica muerte inminente. No yerra. Cuando algún familiar lo saca de la habitación entonces se enfurece y maúlla fuertemente. Cuando esta afuera, araña la puerta de la habitación y va y viene sin alejarse. Extrañamente, estando afuera o adentro, cuando el paciente muere se retira. Por muy mal que estén los pacientes, cuando entra a las habitaciones si no percibe la inminencia de la muerte no les hace caso. Sólo los mira, olfatea y se va. Pero cuando sube a la cama del enfermo, lo olfatea, se acurruca junto a él y ronronea, invariablemente, horas después, este fallece. Realmente se trata de de un caso sumamente extraño e insólito que en este momento reta a la ciencia, pues, hasta ahora no existe explicación racional alguna que pueda aclarar este gran misterio”.
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Posesión satánica


En el Antiguo Testamento aparece 18 veces la palabra Satán. En el Nuevo, 35 veces la palabra Diablo y 21 la palabra demonio. Con exorcismo Jesús expulsó a los demonios, igual que Juan Pablo II. Por ello, la posesión de Anneliese Michel, nacida en Leiblfing, Baviera, Alemania, el 21 de septiembre de 1952, en el seno de una familia católica y criada en la localidad de Klingenberg, no es de extrañar. Anneliese llevó una vida normal al lado de sus familiares, recibiendo una educación católica. En 1968, cuando tenía 16 años, su cuerpo comenzó a estremecerse fuertemente sin poder controlarlo ni avisar a sus padres Josef y Anna, quienes luego la llevaron a un neurólogo que le diagnosticó epilepsia en la Clínica Psiquiátrica Wurzburg. Eran tan fuertes las convulsiones que le hacen adoptar posturas corporales humanamente imposibles, por lo que guiados por un tratamiento que no ofrece mejoría, sus padres la cuidan. Tras las primeras crisis le recetan un anticonvulsionante que tampoco logra controlar sus ataques y Anneliese comienza a creerse poseída por el demonio. Al ver que no se cura, sus padres acuden a la Iglesia para solicitar un exorcismo que les es negado porque se estima que no se trata de una posesión, ya que de acuerdo a la Academia Pontificia Regina Apostolorum, ella no hablaba en idiomas desconocidos, no demostraba fuerza física desproporcionada, no manifestaba repulsión por objetos sagrados, ni daba a conocer hechos muy distantes en tiempo y espacio, por lo que recomiendan que siga con su tratamiento médico. Pero, pese a ello, las convulsiones aumentan, por lo que el sacerdote Ernst Alt atiende las súplicas de sus padres y pide permiso para realizar el exorcismo, recibiendo como respuesta que la joven siga una vida más religiosa. Los supuestos ataques epilépticos empeoran y comienza a comportarse violentamente, insultando y golpeando a sus familiares. Un día le arranca la cabeza a mordiscos a un pájaro. Durante sus continuos rezos comienza a tener visiones diabólicas. Ve caras de demonios en la gente y cosas que le rodean y oye voces que le dicen: ¡Estás condenada! Luego se niega a ingerir alimento, diciendo que los demonios se lo impiden y cambia sus hábitos de vida: duerme en el suelo, come arañas, moscas, carbón y lame su propia orina del suelo, a la vez que grita durante horas, caminando por toda la casa escupiendo sangre, rompiendo y lanzando crucifijos, cuadros de Jesucristo y rosarios, y rasgándose y arrancándose la ropa. Se torna peligrosa. Insulta a su familia y se castiga golpeándose contra paredes y muebles. Durante días se mete debajo de la mesa ladrando como perro. En varias fotos se ve su deterioro: nariz y dientes rotos, pelados en su cabeza, heridas y cortes abiertos, ojos inflamados, necrosis, y malnutrición. Con frecuencia pierde el conocimiento y luego queda rígida. Ante tales hechos, en 1973 sus padres claman para que sea sometida a un exorcismo. Poco después, el sacerdote Ernst Alt, pide permiso al obispo de Wurzburg para realizarlo. Lo logra, y siguiendo los pasos del Rituale Romanum, tras verificar la posesión, el obispo Josef Stang, ordena al padre Arnold Renz y a Ernst llevar a cabo el ritual, el cual realizan desde septiembre del 75 hasta julio del 76, mediante dos sesiones semanales, en medio de ataques de tal violencia que no podía ser sometida por tres hombres estando atada. “Decía estar poseída por Lucifer, Judas Iscariote, Nerón, Caín, Hitler y el deshonrado sacerdote Fleischmann. Eran tan fuertes sus sacudidas que teníamos que atarla a la cama. Un día saltó casi un metro de rodilla y de un solo golpe lanzó a su padre y a Renz al extremo de la habitación. Es tanta su depresión que los medicamentos ya no le surten efecto”. Las visiones se repiten y los médicos no encuentran paliativos a su padecimiento. Varias sesiones fueron grabadas en audio y video. En una de ellas dijo: “1º de julio, día de la liberación”. En otra: "Mamá, ¡tengo miedo!". Y a los exorcistas: "¡Por favor, pidan la absolución!". Antes se había destrozado las rodillas. El 30 de junio de 1976 padece neumonía. Está demacrada y con fiebre muy alta. Exhausta e incapaz de realizar por si misma las reverencias, su padre la sujeta para que se agache. Anna graba y le oye decir: “¡Estoy muy asustada! Los demonios me abandonarán a medianoche”. En ese mismo momento, con el rostro sereno cayó en un profundo sueño. Finalmente, agotada por tantos sufrimientos, murió el 1º de julio ¡como lo había anunciado! La autopsia determinó: “Fallecimiento por neumonía, desnutrición, deshidratación y agotamiento”. Pesaba apenas 31 kilos. Ese día sus padres dijeron: "Hoy vimos sombras en los pasillos cerca de su habitación y ella gritaba: “¡Los demonios me acosan!". En ese momento el padre nos dijo: “¡No tengan miedo! Es común que esto pase porque el demonio está aquí”. El caso de Anneliese es un drama muy triste. Dos años después, un tribunal encontró a sus padres y a los exorcistas culpables de negligencia criminal y los condenó a seis meses de prisión, suspendida por tres años de libertad condicional. Once años después su cuerpo fue exhumado para comprobar si se había descompuesto, pero los resultados fueron ocultados. En una foto algunos dicen ver una garra sosteniendo el ataúd. Otra muestra lo que parece ser una imagen de la virgen en el cielo sobre el cementerio. Uno de los exorcistas aseguró que en una ocasión uno de los demonios que dijo llamarse Hitler expresó: "La gente es igual de estúpida que los cerdos. Cree que con la muerte se acaba todo, y todo sigue igual”. ¿Enfermedad, psicosis o el dominio de espíritus malignos? Las posesiones no son cosa del pasado.
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La música bálsamo del alma


Como expresión del espíritu y lenguaje universal, la música ha estado siempre ligada a la vida del hombre como forma de creación y de expresión de sus sentimientos e inteligencia. Así, las manifestaciones tradicionales de los pueblos y características de cada país han hecho que esta evolucione, convirtiéndose en una de las expresiones artísticas más aceptadas universalmente. Existen diferentes definiciones acerca de la música surgidas de diferentes culturas. Quizás la mejor se debe al compositor francés Claude Debussy, quien sostenía: “La música es un total de fuerzas dispersas expresadas en un proceso sonoro que incluye el instrumento, el instrumentista, el creador, su obra, un medio propagador y un sistema receptor". Veamos otras definiciones: “Es un arte que combina los sonidos conforme a los principios de la melodía, la armonía y el ritmo”; “Es la combinación de sonidos agradables al oído o el arte de combinar los sonidos de instrumentos o de la voz humana”; “Es el arte de combinar los sonidos y los silencios, a lo largo de un tiempo, produciendo una secuencia sonora que transmite sensaciones agradables al oído”, etc. El origen etimológico de la palabra música proviene de la palabra musa, que en el idioma griego antiguo aludía un grupo de personajes míticos femeninos que inspiraban a los artistas. Como arte abstracto, misterioso y personal, la música es diferente a la pintura, la escultura y la poesía, puesto que cada música se desarrolla en un tiempo específico, provocando emociones y sentimientos diversos (alegría, tristeza o melancolía), dependiendo del estado de ánimo del oyente. Y, según el tipo, actúa positiva o negativamente sobre la bioquímica de nuestro organismo. ¿Cuántos de nosotros, al sentirnos extenuados no nos hemos sentado cerrando los ojos, respirando profundo, a fin de descansar y liberar el estrés, escuchando una melodía relajante? Pues, ese es el resultado de un método terapéutico de la medicina moderna, probado y documentado con evidencia científica que ha determinado que sus efectos terapéuticos en la psiquis influyen en niveles biológicos, fisiológicos, psicológicos, intelectual, social y espiritual, ayudando en el tratamiento de perturbaciones físicas, mentales y emocionales. De esta forma se emplea una terapia denominada músico-terapia que estudia e investiga la relación del ser humano con el sonido, la música, el ritmo, Etc., en búsqueda de salud física y mental, comprobando que en lo fisiológico, determinados tipos de música aceleran o retardan el ritmo cerebral, circulación, respiración, digestión y metabolismo; afectando también aspectos psicomotrices. De este modo, los chinos han compuesto música para el estreñimiento, el insomnio, el hígado y el corazón, a la vez que prescriben música clásica y romántica para patologías como la cefalea y la migraña. Asimismo, en monasterios de Inglaterra los monjes han descubierto que oyendo música de Mozart, las vacas producen más leche. Como fuente inspiradora, la música traslada a mundos diferentes y a regiones fantásticas, actuando como sedante o estimulante. En la sala de espera del médico o del odontólogo, la instrumental suave produce efectos tranquilizantes; en fábricas y oficinas, la ambiental aumenta el rendimiento de los trabajadores; la heavy-metal aumenta los instintos agresivos y la denominada música disco aumenta los jugos gástricos por la excitación nerviosa producida. En fin, sin duda alguna la música es el bálsamo del alma.

¿Un número de mal agüero?


Aunque nuestra civilización está basada en la ciencia, la técnica y la lógica aun perduran algunas supersticiones en lo más profundo de nuestra memoria colectiva, y, en nuestra genética perviven sueños y miedos pasados, motivo por el cual seguimos creyendo en diferentes supersticiones. Una de ellas es la relativa al número 13, el cual es considerado por muchos como un número de mala suerte. ¿Cuál es el origen de esta connotación negativa? Esta se remonta a la mitología nórdica en la era precristiana: “En un banquete en el Valhalla fueron invitados 12 dioses; y Loki, el espíritu del mal, se coló, con lo que el número llegó a 13. En la lucha que se produjo para expulsarlo, Balder, el favorito de los dioses, encontró la muerte”. Esta es una de las primeras referencias escritas respecto al supuesto maleficio del número 13. Asimismo, las tradicionales leyendas nórdicas hablan de 13 espíritus del mal. Al iniciarse la era cristiana, la superstición ya estaba bien establecida, siendo reforzada por la Última Cena, donde Cristo y sus apóstoles eran 13; y menos de un día después era crucificado y luego Judas se ahorcó. Así, a lo largo de la historia la superstición de unos ha sido la religión de otros. El capítulo 13 del Apocalipsis está dedicado al Anticristo y la Bestia. En la cultura hindú se consideraba que 13 personas juntas eran signo de mal agüero. La Cábala cita la existencia de 13 espíritus malignos. El hombre primitivo - carente de conocimientos - frente a fenómenos como el rayo, el trueno, los eclipses, el nacimiento y la muerte, desarrolló sus creencias en espíritus invisibles. El “milagro” de que un árbol creciera a partir de una semilla o la aparición de una rana a partir de un renacuajo, le sugería una intervención sobrenatural. Fue así que rodeado de peligros y aventuras creyó que el mundo estaba poblado por espíritus vengativos que superaban a los espíritus buenos. En todas las creencias y supersticiones que el hombre heredó resaltan los amuletos contra el mal para protegerse. En Francia los ciudadanos nunca identifican una casa con el número 13. En Italia, la Lotería Nacional lo omite. De igual modo, las líneas aéreas internacionales lo saltan en las filas de asientos de sus aviones. En los Estados Unidos los condominios identifican al piso que sigue al 12 con el número 14. En cierta ocasión, un experimento psicológico puso a prueba el arraigo de esta superstición: Un nuevo edificio de apartamentos, cuya una de sus plantas se identificó con el número 13 alquiló unidades en todas las demás plantas, y ninguna en la decimotercera. Cuando se le cambió el número por el de 12-B los apartamentos se alquilaron inmediatamente. En New York, algunos de los edificios más emblemáticos como el Rockefeller Center, el Hotel Pierre, Chrysler, el Hotel Helmsley o el Four Seasons no cuentan con el botón correspondiente a la planta 13 en sus ascensores. Igual ocurre con los edificios de Manhattan. El 13 es el número favorito de los aquelarres (reuniones y rituales de brujas). El Código de Hammurabi (primer conjunto de leyes de la historia), omite el 13 en su lista. En España, desde su creación hace muchísimos años, el Documento Nacional de Identidad número 13 no se ha asignado a nadie. En ese mismo país, en los hoteles se evita utilizar el piso 13 para clientes, dejándolo para servicio. En deportes como la Fórmula 1, se omite el portal 13 en algunas calles. Un día viernes 13 sucedieron estos hechos: Eva tentó a Adán con la manzana; el Arca de Noé inició su navegación; una confusión de idiomas puso fin a la construcción de la Torre de Babel, el Templo de Salomón fue arrasado, y Cristo murió en la Cruz. El 13 tiene un halo de desgracia extendido y enraizado. En muchos países ha sido borrado de hogares y transportes. Películas de terror como Viernes 13 sembraron el pánico mediante espeluznantes carnicerías que se producían en dicho fatídico día. Richard Wagner, genial músico alemán, nació en un año que terminaba en 13, la suma de las letras de su nombre y apellido daba 13, los números de su año de nacimiento 1813 suman 13; compuso 13 óperas y falleció un día 13. La primera aparición de la Virgen de Fátima ocurrió un día 13 y luego se apareció durante varios meses en día 13 revelando tres secretos a los pastores, el último, relacionado con el atentado al Papa Juan Pablo II, que fue atacado un día 13. Sor Lucia, la última vidente que quedaba viva, falleció el 13 de febrero de 2005. El tercer secreto de Fátima fue divulgado por El Vaticano un día 13. El 13 de febrero de 1542 fue decapitada Catalina Howard, quinta esposa de Enrique VIII. El Titanic zarpó un martes 13. El 13 de febrero de 1935 sucedió la catástrofe del dirigible Macon. El 13 de junio de 1940 entraron los alemanes en París. En los Estados Unidos nunca ha existido un caza denominado F-13 dado que muchos pilotos son supersticiosos. Algunos se refieren a la misión lunar Apollo 13 como la prueba definitiva de que el 13 trae mala suerte. El Apollo 13 fue lanzado a las 13:13 EST el 11 de abril de 1970 desde el complejo 39 (tres veces trece). Los aviones de la línea aérea española Iberia y los de la italiana Alitalia no lo tienen en su numeración, la fila que sigue a la 12 es la 14. En el libro del Apocalipsis el versículo 13 esta dedicado al Anticristo. En las cartas del tarot la XIII está dedicada a la muerte.
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¿Napoleón Bonaparte murió envenenado?


El famoso emperador de los franceses fue considerado como uno de los más grandes estrategas y uno de los personajes sobre los que más se ha escrito en todos los idiomas, pero muy pocos escribieron sobre su misteriosa muerte, por lo que pocas personas saben qué ocurrió realmente con su deceso. Napoleón murió el 5 de mayo de 1821, después de una larga enfermedad que comenzó al llegar a la isla de Santa Elena, lugar de su destierro en el Atlántico Sur. Nunca se recuperó, a pesar de tener 47 años de edad y aparentemente gozar de buena salud. Recluido durante casi seis años con la escasa compañía de sus más fieles colaboradores quienes le siguieron hasta sus últimos días, el cruel destierro en una isla perdida en un apartado lugar del mundo y aquellos tortuosos días le harían caer en una profunda depresión. Al comenzar los síntomas de una enfermedad desconocida, las terribles condiciones de su cautiverio hicieron que se acentuase, lo que unido a su negativa de no aceptar ningún tipo de medicamentos y la indiferencia de los médicos precipitaron su muerte. Ante las circunstancias y sospechando que estaba siendo envenenado por sus cuidadores, al sentirse mal de salud pidió a su médico de cabecera que si llegaba a fallecer le hicieran la autopsia y que dieran a conocer el motivo de su muerte. Su petición fue cumplida y entonces se conoció que se debió a una terrible enfermedad conocida ahora como cáncer de estómago. Luego surgieron las dudas acerca de la verdadera causa de su muerte, puesto que estaba obeso y, en esos casos, los enfermos de cáncer suelen estar muy delgados. Diecinueve años después cuando su cadáver fue exhumado para trasladarlo a Francia, los testigos se sorprendieron al observar que su cuerpo se mantenía en perfectas condiciones, mientras que sus ropas estaban destruidas debido a las malas condiciones del enterramiento. ¿Fue envenenado? Louis Marchand, su fiel ayudante, quien permaneció junto a él hasta su muerte, dejó registrado detalles del proceso de su enfermedad confirmando el lento envenenamiento de su organismo producido por arsénico, un potente veneno que le habría causado la muerte. No obstante, nada pudo comprobarse. Años después, el odontólogo Sten Forshufvud, quien era también experto en química y toxicología, y gran bonapartista, comenzó a investigar los últimos años de Napoleón y al final expresó: “No hay duda. Bonaparte fue envenenado con arsénico”. Poco después se desarrolló un procedimiento que permitía detectar el arsénico en el cuerpo, la cantidad y el tiempo en que se ingirió. Ello, gracias al análisis del cabello, por lo que necesitaba encontrar algún mechón de Napoleón, y gracias a la ayuda de su fiel colaborador que guardaba recuerdos personales en los cuales se encontraba un sobre cerrado escrito de su puño y letra, donde se leía "Cabellos de Napoleón, 5 de Mayo de 1821", el análisis confirmó la sospecha: Su pelo contenía trece veces más arsénico de lo normal.
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Las profecías de Benjamín Solari Parravicini


"La libertad de Norteamérica perderá su luz, su antorcha no alumbrará como ayer y el monumento será atacado dos veces". Este texto, junto con un dibujo que semejaba la Estatua de la Libertad, fue plasmado por el vidente Benjamín Solari Parravicini en 1939; 62 años antes de aquel trágico 11 de septiembre de 2001 cuando fueron derribadas las Torres Gemelas de New York. ¿Quién era este hombre que se atrevía a realizar tal predicción? ¿Acaso un estudioso de lo oculto o un manipulador de la superchería? No. Él sólo era un artista plástico dotado de una gran sensibilidad psíquica y artística, nacido en Buenos Aires el 8 de agosto de 1898, quien en forma inconsciente realizaba psicografías que predecían hechos que posteriormente se irían cumpliendo. En la tranquilidad de su estudio, en una extraña forma recibía mensajes que proyectaba sobre papel y se sorprendía al comprobar que se trataba de profecías referidas a personajes y regiones, pero, como católico, al principio no le dio importancia, pero, pese a ello, seguía escuchando voces que le revelan diversos hechos. Para los estudiosos de lo paranormal, esto no es extraño, puesto que desde tiempos antiguos existen seres que captan mensajes durante los sueños, en estado de trance, en éxtasis místico o realizando dibujos o escritos. Tal era su caso, y el lo hacia bajo un estado de concentración mental cuando tomaba el lápiz y sus manos dibujaban situaciones referidas al futuro. A partir de 1930 comenzó a profetizar desgracias, guerras civiles, conflictos atómicos, desastres naturales y otros hechos sorprendentes. Asimismo, ubicaba objetos y personas desaparecidas. Una noche despertó tembloroso, percibió un fuerte olor a mar, y oyó una voz femenina que decía: “Me estoy separando de la vida. Las algas envuelven mis manos como joyas muertas". Era el momento en que la gran poetisa argentina Alfonsina Storni se suicidaba internándose en el mar, a casi 450 kms de allí. A ella está dedicada la canción Alfonsina y el mar. En una ocasión, Solari confesó tener contacto con extraterrestres. Quizás por ello muchas de sus profecías se refieren al futuro contacto terrícolas-extraterrestres, a los que llamó astronavegos o seres azules, quienes, según él, habrían visitado la Tierra miles de años atrás. Una noche de 1936 sintió la necesidad de tomar un lápiz y comenzó a trazar; uno de los dibujos mostraba a Mussolini muerto, colgado de los pies, tal como sería expuesto en una calle de Milán en 1945, ¡nueve años después que Solari Parravicini realizó la psicografía!. Solari realizó más de 700 psicografías. Incluso, muchos años antes de su uso, profetizó la aparición de la bomba atómica. Por sus numerosos aciertos en el misterioso campo de las predicciones, Benjamín Solari Parravicini ha sido reconocido como uno de los más grandes videntes de nuestros tiempos, y aun quedan por cumplirse muchas de las profecías que dejó plasmadas en sus célebres psicografías.

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El enigma de las calaveras


En 1919, Frederick Hedges descubrió en las Honduras británicas ruinas de una ciudad maya y, durante años su equipo excavó hasta que en 1923 ocurrió un extraño suceso que desconcertó a los arqueólogos. Ana, su hija, curioseaba entre las ruinas cuando vio un fulgurante destello, por lo que comenzaron a remover grandes piedras y, ante la sorpresa de todos, apareció una extraña calavera, réplica exacta de un cráneo humano, anatómicamente perfecta, esculpida en una sola pieza de cristal de roca, perfectamente tallada, con mandíbula con dientes y movimiento, cuya dureza en la escala de Mohs alcanza 7 sobre un máximo de 10, por lo que sólo pudo ser cortada con herramientas muy duras como el rubí o el diamante, mostrando sus cortes que sus artesanos poseían una avanzada tecnología, ya que el cuarzo es un material difícilmente manejable; incluso, la perfecta simetría de sus moléculas hace que al tallarla con sofisticadas técnicas de láser, el cristal tiende a romperse. Según los antropólogos, la calavera puede tener 3600 años pero parece de una época de avanzados conocimientos tecnológicos, difícil de concebir hace casi 4000 años. Tal hallazgo desconcertó a los arqueólogos, pero no a los indígenas que trabajaron en las excavaciones, quienes se arrodillaron y besaron el terreno cuando la calavera fue alzada, considerándola como representación del Dios de sus antepasados. Los científicos que la analizaron la catalogan como una pieza excepcional, sin saber cuándo fue fabricada, cuál es su función, ni quiénes fueron sus creadores. Frank Dorland, quien la estudió en el Museo de la Humanidad en Londres, expresó: “Desprende un suave perfume y emite misteriosos sonidos”. En el Museo del Hombre, en París, se halla una calavera similar, más pequeña, de una data aproximada del siglo XIV, que presenta características del antiguo arte mexicano, mientras que la otra, muestra un conocimiento anatómico propio de una época científicamente más avanzada. “Ambas son similares en muchos detalles anatómicos. Son un verdadero enigma del cual se desconoce su origen, su técnica de construcción y su propósito. La que está en el museo en París emite fuertes destellos cuando las luces pasan sobre ella, lo que atemoriza a los vigilantes nocturnos, quienes la cubren con una tela negra. Al ser activada con luces o sonidos, aparecen en su interior imágenes holográficas (montañas, delfines, ovnis, bosques y seres misteriosos). ¿Qué clase de tecnología permitió esculpir estas calaveras? ¿De dónde provienen? Jon Klimo, autor de Mensajes del Más Allá, sostiene que son una especie de computadoras conectadas a una “memoría” que puede ser activada psíquicamente. “Pareciera que se trata de ventanas a dimensiones desconocidas. Incluso hoy día no existen máquinas para realizar algo tan perfecto, por lo que su origen sigue siendo un gran enigma”.
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El hombre, el gran depredador


Aunque apareció tardíamente en la Tierra, con su acción depredadora el hombre modificó el medio ambiente y, usando el fuego, alteró la vegetación y erosionó el suelo agotando los bosques. Mientras su tecnología fue modesta, su impacto sobre el medio ambiente fue local. Al crecer creó problemas más significativos. El avance tecnológico trajo la revolución industrial, y el descubrimiento, uso y explotación de combustibles fósiles, y la explotación de los recursos minerales comenzó a cambiar la faz del planeta, la naturaleza de su atmósfera y la calidad del agua. Hoy, la demanda sin precedentes de la población y el desarrollo tecnológico limitan su capacidad para sustentar la vida. Con un poder destructivo que no sabe controlar y que lo daña a si mismo y al resto de los seres vivos, el hombre inició guerras por diferentes causas, y, por si fuera poco, con su “avance” causó un daño irreversible al ecosistema, aniquilando especies y violando normas de reforestación, reciclaje y racionamiento de agua y energía, creando problemas como la polución causante del agotamiento del oxígeno. De este modo, el cambio climático, la contaminación, la devastación de la floresta y la aplicación de pesticidas se ciernen sobre el planeta, llamándonos a reflexionar sobre la línea que divide la cordura de la locura, respecto a su salud mental o desequilibrio psíquico; porque, como raza perteneciente al reino animal, es el ser más destructivo, mientras los animales irracionales no destruyen la ecología, sino que matan para alimentarse y sobrevivir. Así, cada especie animal o vegetal cumple con el ciclo de renovación de los campos ecológicos, igual que el agua, el aire, la Tierra y los reinos naturales. ¿Por qué el hombre destruye y mata excusándose en el progreso de la humanidad? Lo hace por ansias de poder, por envidia, por capricho, por placer, por soberbia, por avaricia, y porque se sabe débil, pequeño e insignificante frente al macrocosmos, y cree que por medio del temor, la fuerza, el castigo y el autoritarismo, podrá conseguir lo que desea, sin darse cuenta que existe la ley de causa y efecto. Es destructor por naturaleza y por ignorante destruye su hábitat sin pensar el daño que se hace. Es el único que sabiendo el desastre que le dejará a las nuevas generaciones, sigue destruyendo, contamina, tira basura a la calle, tala árboles y mata a los animales y a su propia especie. ¡Claro! destruir es más fácil que construir y más si el trabajo es de otro. A causa de esa acción destructiva aumentan los desastres naturales que afectan cada año a 200 millones de personas. ¡Qué pena! ¿Cómo será el planeta dentro de 100 años? ¿Existirá todavía? La naturaleza no cometió el error de crear al hombre, es el hombre que ha cometido el error de olvidar que la naturaleza lo creó; por eso es la primera especie suicida que ha existido sobre la Tierra destruyendo la biosfera, porque además de ignorante, es egoísta y mezquino. Pero…de todo esto, lo más grave es nuestro conformismo y nuestra “capacidad” para justificarlo.
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Espíritus de cadáveres embalsamados


Hace muchos años existió en El Ávila una tenebrosa mansión a la cual eran llevados cadáveres para ser embalsamados. La casa perteneció al médico alemán Gottfried Knoche, quien llegó al puerto de La Guaira en 1840. Knoche nació en Halberstadt, en 1813 y se graduó en la Universidad de Friburgo en 1837. Se dice que fue traído por la numerosa colonia germana existente en esa época en La Guaira, a fin de que la atendiera médicamente. Una vez asentado, trae a su esposa, ejerce, y gana reputación como persona caritativa que atendía a los pobres sin cobrar. En 1845 revalida su título. Tiempo después, el gobierno de Juan Crisóstomo Falcón le asigna la misión de fundar el Hospital San Juan de Dios. Posteriormente, entre 1854 y 1856, es designado director del Hospital de La Guaira. Allí desarrolla una humanitaria labor contra la epidemia de cólera que asoló esa región. Knoche fue el inventor de una fórmula que permitía embalsamar cadáveres. Embalsamó no sólo a muchas personas que fallecían en el hospital, y que no eran reclamadas por ningún familiar, sino también a familiares, amigos, y hasta perros. Su técnica consistía en inyectar una especie de suero en la vena yugular de pacientes que estaban a punto de morir. El líquido circulaba por el cuerpo, conservando el cadáver sin necesidad de extraer las vísceras, logrando una perfecta preservación. Tales experimentos fueron iniciados luego que se retiró a vivir a El Ávila, acompañado inicialmente de un sirviente y una enfermera. Ya en ese entonces, prendado del follaje y del clima del frondoso lugar, había adquirido un terreno ubicado en el Picacho de Galipán, donde construyó una casona que bautizó como Hacienda Bella Vista. Amante de la naturaleza, durante sus primeros tiempos guaireños solía efectuar recorridos a caballo hasta las montañas de Galipán. La hermosa vista del litoral desde lo alto, y su fresco clima debieron ejercer en él una fuerte atracción, que le hizo adquirir esa posesión en aquel solitario lugar; en principio, para pasar los fines de semana. Más tarde, so pretexto de que a su esposa no le prestaba el calor de La Guaira, construyó una casa, similar a las de la Selva Negra, con amplio salón, chimenea, y habitaciones con ventanales que daban al mar. A cien metros de allí, instaló un laboratorio-mausoleo de seis criptas, para embalsamar cadáveres que eran retirados por las noches de la morgue del hospital, y subidos, a lomo de mula, a la casa situada en la ladera montañosa que da al litoral. Al morir su esposa, Knoche probó su fórmula por primera vez en seres humanos; impidiendo la descomposición de su cadáver. ¿Era acaso un científico loco cultor de la muerte? El laboratorio Knoche llegó a albergar los cadáveres de su esposa, su hija, su yerno, dos enfermeras y, finalmente, su propio cadáver, pues, había dejado una dosis preparada para que su enfermera Amalie Weismann se la suministrara. Amalie fue la última sobreviviente, y última en ser momificada en 1926, ya que, tras conocer su deceso, un conocido y Julius Lesse, cónsul alemán en La Guaira, subieron a la hacienda, le inyectaron la fórmula y la colocaron en la última cripta. Luego cerraron la puerta con llave, pero en lugar de tirarla al mar (según lo acordado con ella), la tiraron dentro del recinto. Después, los curiosos se introdujeron en la casona y, a partir de allí, comenzó el deterioro del lugar, del cual aún permanece el mausoleo vacío. Se cuenta que en las afueras de la casa permanecía como “vigilante protector” la momia de José Pérez, antiguo soldado de la Guerra de la Federación. Hoy día, como consecuencia del paso del tiempo, el olvido y la acción vandálica, de la vieja casa sólo quedan tenebrosas ruinas, pero… quizás el espíritu del soldado aún resguarda los espíritus de los muertos que fueron “trabajados” allí. Knoche es una leyenda llena de misterio que aún perdura. Murió en Bella Vista el 2 de enero de 1901, a los 88 años de edad, llevándose a la tumba el secreto de su fórmula. Después de morir Amalie, la casona quedó abandonada ya que ningún heredero se presentó, por lo que comenzó a ser saqueada por gente que fue destruyendo sus instalaciones. Hoy día, parte de sus paredes, marcos de puertas, la entrada principal, la caballeriza, un tanque, el laboratorio y el horno crematorio, son los últimos vestigios de la misteriosa posesión. La última persona que vivió allí, rodeada de muertos, fue Amalie. La gran mole del picacho hace que cese la brillante luz del litoral, siendo sustituida por la neblina. Dentro del mausoleo, los sarcófagos abiertos son mudos testigos de preguntas sin respuestas. En 1940, un excursionista vio el cadáver embalsamado de Knoche en su cripta, flotando en el agua, debido a que en el techo se había abierto una fisura. A medida que los vándalos siguieron destrozando el lugar, se fueron perdiendo equipos, muebles y material del laboratorio. Hoy día sólo quedan las ruinas de aquel sombrío recinto, donde quizás aún los espíritus de aquellos cadáveres deambulan por el tétrico lugar. En la actualidad, algunos excursionistas visitan las ruinas, incluso, pernoctando allí, adonde es relativamente fácil llegar con la ayuda de los habitantes de Galipán… ¿Se anima usted a visitarlo?
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¿Existen protectores invisibles?


El hombre siempre ha creído en seres invisibles que le protegen. Tal protección ha sido reconocida en diversas culturas que plantean que se trata de la intervención de Dios. A su vez, diversas religiones hablan de ángeles custodios, también llamados querubines, maestros, guías, etc. Llama la atención que hace poco, Benedicto XVI señaló: “He pensado que estos ángeles pueden volar porque no se encuentran bajo la gravitación de las cosas materiales de la Tierra, sino en la gravitación del amor del Resucitado”. Según las creencias, los protectores nos advierten de peligros a fin de salvar vidas, siendo su mediación inexplicable desde el punto de vista del materialismo. Veamos algunos de estos casos: un terrible incendio estalló en el barrio de Holborn, en Londres, alcanzando varias casas, cuyas llamas tomaron tanta fuerza que los bomberos se vieron precisados a dejar que el fuego las devorase, dedicándose a poner a salvo a los moradores, menos a un niño, de quien, entre la turbación y el pánico, nadie se había acordado. El niño había sido confiado aquel día a una parienta suya. Cuando la angustiada pariente se acordó que el niño había quedado adentro durmiendo, desesperada comenzó a gritar, lo que hizo que un bombero, en un supremo esfuerzo penetrara heroicamente. Al no verlo salir, todos pensaron que había sido consumido por las llamas, pero… inexplicablemente, reapareció con el niño sano y salvo en sus brazos. ¡Nadie podía creerlo! Al ser auxiliado, refirió: “contra su natural corriente, las llamas retorcían hacia la ventana, de modo tal que jamás lo había visto, dejando intacto el rincón donde estaba el niño aterrorizado. Entonces vi un ángel inclinado sobre la cama, cubriéndolo, y cuando me acerqué, desapareció. Luego, alguien nos tomó y nos sacó de aquel infierno. En mis treinta años de bombero nunca vi nada igual”. Otro de estos casos ocurrió en las riberas del Támesis, cerca de Maidenhead, donde tres pequeños fueron a dar un paseo con su niñera. De pronto, un caballo se les echó encima y en la confusión, dos de los niños tropezaron y cayeron al río. Enseguida un hombre se lanzó para salvarlos, y cual no sería su sorpresa al ver que ¡flotaban sobre el agua hacia la orilla! Al ser rescatados, los niños dijeron: “cuando caímos alguien nos sostuvo suavemente, luego vimos una señora que nos llevó hacia la orilla”. El cura John Neale cita otro caso: “un hombre, recién enviudado, fue de paseo con sus niños a la casa de campo de un amigo, en cuya planta alta había largos y oscuros corredores por donde los niños solían jugar al escondite. En ocasión de subir por la escalera, los niños dijeron que al intentar seguir se les había aparecido su madre, ordenándoles retroceder. Al regresar donde su padre, este decidió examinar el lugar, donde observó, que de haber seguido subiendo, ¡se hubiesen caído por un agujero! A lo largo del tiempo, muchas vidas se han salvado gracias a la intervención de protectores invisibles, lo cual ha sido considerado como verdaderos milagros.

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Protectores invisibles


Desde los albores de la historia, el hombre siempre ha creído en seres invisibles que le protegen en momentos de extremo peligro. Son tantas las versiones que se tejen sobre esta creencia, que la existencia de estos protectores ha sido tradicionalmente reconocida en Oriente, identificándolos con diferentes nombres, mientras que en Europa aún se sustenta esta creencia en las intervenciones de los dioses en los asuntos humanos, como lo relatan algunos historiadores griegos y la historia de Roma que registra que los dioses gemelos Cástor y Pólux guiaron los ejércitos de la naciente república en la batalla del Lago Regilo. Asimismo, en las primitivas leyendas de la India se citan apariciones de deidades en los momentos más críticos. Son también numerosas las leyendas de ángeles que protegen a los humanos, la mayor parte de las religiones hablan de ángeles custodios que están cerca del hombre en tiempos de aflicción. El cristianismo no escapa de ello, a tal extremo que recientemente la opinión pública conoció la siguiente declaración del actual Papa Benedicto XVI: “He pensado que estos ángeles pueden volar porque no se encuentran bajo la gravitación de las cosas materiales de la Tierra, sino en la gravitación del amor del Resucitado”. Sin duda, se refería a los ángeles protectores, también llamados por la tradición popular, custodios, querubines, espíritus protectores, maestros, guías, mediación angelical, etc. En los tiempos medievales ya se hablaba de apariciones de santos en momentos críticos en diversas batallas a fin de variar la suerte en favor de las huestes cristianas; y de ángeles de la guarda que en ocasiones salvaban a los peregrinos de inminentes peligros. Según las creencias, a veces estos protectores invisibles han advertido al hombre de graves peligros, salvándole la vida. En diversas regiones y culturas existen numerosos ejemplos de mediación protectora, inexplicables desde el punto de vista del materialismo. En estos casos, la mediación tuvo casi siempre por objeto proteger o salvar vidas. Uno de estos casos está relacionado con la salvación de un niño en un terrible incendio que estalló cerca del barrio de Holborn, destruyendo por completo dos casas, cuyas llamas habían tomado tanta fuerza que los bomberos se vieron precisados a dejar que el fuego devorase las casas, dedicando sus esfuerzos a poner en salvo a los moradores, menos a un niño de quién nadie se había acordado entre la turbación y el pánico. El niño había sido confiado aquel día al cuido de una parienta suya. Cuando todos estuvieron a salvo, la angustiada pariente se acordó del niño que había quedado adentro durmiendo. Imposibilitada de llegar hasta la alcoba, comenzó a gritar desesperadamente; lo que hizo que un bombero, en un supremo esfuerzo, y enterado por la inquilina, penetrara heroicamente. Entonces todos enmudecieron, pensando que el valiente bombero había sido pasto de las llamas. Pero…inexplicablemente, a los pocos minutos reapareció con el niño sano y salvo en sus brazos, sin rastro de quemadura alguna. Al ser auxiliado, refirió: “contra su natural inclinación, las llamas retorcían hacia la ventana de la alcoba, de modo tal que jamás lo había visto en mi larga experiencia, dejando intacto el rincón donde estaba la cama del niño, a quien encontré lleno de terror, pero al acercarme a él vi la figura de un ángel resplandeciente, inclinado sobre la cama en actitud de cubrir al niño, y cuando yo me acerqué, desapareció. Luego sentí que alguien nos tomó a ambos y nos sacó de aquel infierno en llamas”. Al preguntarle si acaso había sufrido alguna alucinación, el experimentado bombero expresó: “en mis treinta años de actividad nunca me sucedió algo igual”. Otro inexplicable caso ocurrió en las riberas del Támesis, cerca de Maidenhead, donde tres pequeños fueron a dar un paseo con su niñera. De pronto, un caballo se les echó encima y en la confusión, dos de los niños tropezaron y cayeron al río. Al percatarse del accidente, un hombre se lanzó intentando salvarlos, y cual no sería su sorpresa al ver, que, como por milagro, flotaban sobre el agua hacia la orilla. Tras ser rescatados, los niños dijeron: “cuando caímos alguien nos sostuvo suavemente, luego vimos una señora que nos llevó hacia la orilla”. El sacerdote John Mason Neale cita otro caso similar: “un hombre recién enviudado fue de visita con sus niños a la casa de campo de un amigo, la cual quedaba en un lugar apartado y en cuya planta baja había largos y oscuros corredores por donde los niños acostumbraban a jugar al escondite. En una ocasión, subieron por la escalera al primer piso, y dos de ellos dijeron que al intentar seguir se les había aparecido su madre, ordenándoles retroceder, lo cual hicieron. Al regresar donde su padre, tras oírlos, este decidió examinar el lugar, donde observó, que haber seguido subiendo los niños unos cuantos peldaños más, se hubiesen caído por un aguacero que estaba a oscuras. Inexplicablemente, la “aparición” de su madre les salvó de un trágico accidente. Como los aquí narrados, son muchos los casos que han ocurrido en diversos países y en diferentes épocas. Incluso, en catástrofes naturales como terremotos o tsunamis, inexplicablemente muchas vidas humanas se han salvado, lo cual ha sido catalogado como verdaderos milagros.
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¿Murió Jesús en la cruz?


Según algunas tradiciones antiguas, Jesús no murió en la cruz sino que huyó a Cachemira, donde antes habría vivido desde los 12 hasta los 30 años. En la India habría recibido enseñanzas de maestros iniciados. “Se dice que allí hay un cadáver de un maestro enterrado, con similitudes físicas con Jesús”. ¿Estaba muerto Jesús cuando fue bajado de la cruz? ¿Era su cadáver el que envolvieron en el sudario y colocaron en el sepulcro?”. Investigadores de su vida afirman que murió en Cachemira, a avanzada edad: “el que murió en la cruz pudo ser un hermano gemelo o simplemente, herido, fue rescatado y curado por sus allegados. Lo que quisieron signi­ficar no era una muerte real, sino que se hallaba en un estado de inconsciencia, tomado por muerte por parte del centurión romano que se encontraba confundido a causa de la tormenta, la oscuridad y el terremoto que aconteció en aquel momento”. Pilatos, quizás menos afectado por el fenómeno natural, gracias a los fuertes muros de su palacio, se encontraba en mejor disposición mental. Por ello, cuan­do fue informado de la supuesta muerte de Jesús, dudó y mostró su sorpresa: ¿Murió tan pronto? Por experiencia, él sabía el largo tiempo que necesitaba una persona salu­dable para morir en la cruz. El Evangelio de Juan, el más antiguo, plantea: “Entonces llegaron los soldados y rompieron las piernas del primero y el segundo hombre que estaban crucificados junto a él; pero cuando llegaron a Jesús y observaron que ya estaba muerto, no rompieron sus piernas, por lo que un soldado, con una lanza, atravesó su costado, y entonces brotó sangre y agua de su cuerpo” (Juan 19, 32-34). ¿No indi­caba que era una conclusión equivocada, ya que se encontraba aún vivo, pues su corazón bombeaba sangre? De encontrarse muerto, su corazón se hubiera detenido y no bro­taría sangre de su cuerpo. No ha de extrañar que se salva­ra de esa humillante muerte, puesto que, según La Biblia, “la muerte en la cruz, era una muerte maldita”; y tanto El Nuevo como El Antiguo Testamen­to señalan que todo el que muriera en la cruz era maldito (Deut. 21, 23. Gala. 3, 13). ¿Una persona maldita no es aque­lla que se encuentra totalmente privada de la gra­cia y amor divinos? Entonces, ¿Cómo podría Dios permitir que su amado hijo Jesús muriera así? ¿Y cómo podría ser llamado maldito? El alto rango que mantenía con el Todopoderoso es irreconciliable con la idea de que muriera como un maldito. Las pruebas contenidas en las Escrituras hacen pensar que sobrevivió a la cruz, y esto es lo que debió haber ocurrido si tenemos presente las fervientes plegarias y profundas súplicas de Jesús, descritas en los evangelios: “Jesús rezó a Dios toda la noche, postrado y con lágrimas pidiendo ser salvado”. ¿Es posible creer que las ple­garias agonizantes del elegi­do de Dios fueran desoídas?, máxime cuando a lo largo de su ministerio Jesús había insistido a sus discípulos sobre la importancia y eficacia de las plegarias.
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Regresando a la vida


¿Es posible regresar a la vida después de la muerte? ¿Es posible que personas que han sido declaradas clínicamente muertas vuelvan a la vida? ¿Se trata de casos verdaderos o de simple falsedad? No lo sabemos, y por ello, no podemos confirmarlo o negarlo. No obstante, desde hace mucho tiempo atrás, numerosos relatos, testimonios, libros, y películas se han referido y se siguen refiriendo a personas que supuestamente han regresado a la vida después de la muerte. De igual manera, esta diversidad de casos ha sido ampliamente difundida a través de los medios de comunicación social. Según los estudiosos de estos fenómenos, “así como una tonelada de flores puede reducirse a una gota de perfume, la energía de la muerte, por ser tan fuerte, destruye totalmente el organismo humano. Es una corriente de tan altísimo voltaje que destruye el organismo cuando circula por éste. Igual que un rayo puede destrozar un árbol, el rayo de la muerte reduce a cenizas el cuerpo humano. Es el único tipo de energía que el organismo no puede resistir”. Pero, si es así, ¿Cómo puede entonces regresarse después de la muerte? ¿No cabría pensar que en estos casos la muerte no había ocurrido, o que fue erróneamente certificada? Saliéndonos de nuestra decisión de no citar casos específicos referidos al regreso a la vida, citaremos uno de un político latinoamericano muy conocido por haber sido presidente de Colombia. Se trata de Ernesto Samper Pizano, quien en un atentado recibió once tiros, siendo llevado inmediatamente a un hospital, donde, según los médicos tratantes murió clínicamente. Posterior al hecho, Samper dio a conocer a la prensa mundial un sorprendente testimonio: "Fue una ardua lucha contra la muerte. Recuerdo que veía a mi papá llamándome, él había fallecido, veía un valle profundo que me separaba de mi papá y de mi abuelo y vi como en una película toda mi vida; vi mi primera comunión, el nacimiento de mis hijos, y luego empecé a sentir una gran energía, sentía que me llamaban y que me traían de vuelta a la vida. Yo me desdoblé y pude ver lo que sucedía a mí alrededor, veía la sala de operación, veía a los médicos y veía lo que me estaban haciendo. La verdad es que fue una experiencia extraordinaria. Ahora sólo es un recuerdo, algo que en el fondo me sirvió para apreciar más la vida y los hechos normales y las cosas más sencillas. Fue como un encuentro con unos principios superiores". Como es de suponer, estos casos están encuadrados dentro de los misterios de la vida y de la muerte. “Debido a la ignorancia, el ser humano le teme a la muerte. Uno teme a lo que desconoce. Cuando la conciencia despierta, la ignorancia desaparece y deja de existir el temor. Nadie muere en la víspera; se muere el día y la hora que señala la Ley del destino, y aunque parezca increíble, los Ángeles de la Muerte trabajan de acuerdo con esa Ley, con sabiduría, amor y caridad. Los Ángeles de la Vida le dan al ser humano un cuerpo vital para que pueda vivir. Los de la muerte le quitan la vida. El cordón de plata es el hilo de la vida que los Ángeles de la Muerte rompen en el día y hora exactamente fijada para cada uno de nosotros, de acuerdo a la Ley del Destino. ¡Y a esa Ley no escapa nadie!”.
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¿Quién fue realmente Pío XII?


Eugenio María Giuseppe Giovanni Pacelli Graziosi, nació el 2 de marzo de 1876 en Roma. Fue el Papa número 260 de la iglesia católica,  siendo elegido como sucesor de Pío XI el 2 de marzo de 1939, cuando tenía 63 años de edad, hasta el 9 de octubre de 1958 cuando falleció. Con una sabiduría llena de Dios, una profunda piedad mariana y una gran lucidez,  delgado y pequeño de estatura, irradiaba bondad, nobleza, servicio y santidad. Cordial con todos se preocupaba más en las necesidades de los demás que en las propias, siendo especialmente caritativo con quienes sufrieron los desmanes de la guerra. Su caridad y santidad dieron origen a numerosas conversiones, entre las cuales se encuentra la del Rabino de Roma, quien al bautizarse tomó su nombre. Grande de espíritu, sencillo y humilde, entregó su vida al servicio de la iglesia, mostrando una gran capacidad de trabajo y sacrificio como un verdadero siervo de Dios. Para él, sacrificarse hasta el fin era lógico y natural: "Dios me ha encomendado este ministerio y debo corresponderle con todas mis energías. Un Papa no tiene derecho a pensar en sí". Tal fue su convicción y así obró en consecuencia. Su capacidad de entrega y de sacrificio fue enorme, llegando a la heroicidad durante la Segunda Guerra Mundial, en la cual hizo denodados esfuerzos en pro de la paz, pero aun así,  fue acusado de guardar silencio ante las despiadadas acciones de la barbarie nazi, lo cual ha sido desmentido por destacadas personalidades e historiadores judíos, como Emilio Pinchas Lapide, ex cónsul general de Israel en Milán, quien señaló: La Santa Sede, los nuncios y la iglesia católica salvaron de la muerte a casi 850.000 judíos en una labor silenciosa, sin proclamas, que fue vivo testimonio de caridad cristiana”. De igual modo, según Luciano Tas, representante autorizado de la comunidad judía de Roma, “Si el porcentaje de judíos deportados no fue tan alto en Italia como en otros países, sin duda se debe a la ayuda activa de la población italiana y de cada una de las instituciones católicas. En tal sentido, siguiendo la orden del Vaticano, centenares de conventos, acogieron a los judíos y millares de sacerdotes los ayudaron  a salvarse”. Asimismo, en el 2001, el Rabino de Nueva York, David Dalin, reconocido escritor y conferencista judío, propuso que Pío XII fuese proclamado “Justo entre las Naciones”, como máximo reconocimiento que ofrece el Estado de Israel a las personas que se han destacado por ayudar a judíos perseguidos, reconociéndolo como gran defensor de ellos. En torno a esto, la revista The Weekly Standard, editada en USA, señaló: “En el Talmud está escrito, “Quien salva una vida, salva el mundo entero". En el siglo XX, más que ningún otro Pío XII respetó esta indicación. Ningún otro Papa ha sido tan magnánimo con los judíos. La generación de sobrevivientes del Holocausto testimonia que él fue un ser auténticamente justo".

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Los enigmas de la Guadalupe


Una serie de asombrosos enigmas rodean la aparición de la Virgen de Guadalupe, acontecida en el año de 1531, cuando Ciudad de Méjico (donde apareció) se llamaba Tenochtitlán y era la capital del imperio azteca, rodeada de lagos, ubicada junto al lago salado Texcoco, cerca del cual, debido a su salubridad, las maderas no duraban más de 100 años. En cambio, inexplicablemente, la tilma (poncho) de la reliquia se mantiene 476 años en perfecto estado, sin que la ciencia encuentre explicación. Paradójicamente, pruebas realizadas a tejidos similares de fibra de maguey, comprueban que estos tejidos no duran más de veinte años. Hoy, la imagen de la Virgen está protegida por un grueso cristal, pero antes pasó 116 años sobre una pared húmeda, entre el humo de miles de velas, manoseada por muchedumbres, soportando polvo, excretas de insectos, y humedad y salitre del lago cercano, sin sufrir deterioro alguno, permaneciendo tan fresca que parece acabada de pintar. En 1791, cuando un trabajador limpiaba su marco, derramó sin querer un frasco de ácido nítrico sobre el lienzo, pero, extrañamente no lo destrozó, sino que le dejó una pequeña mancha. Colocada sobre una placa metálica, cuya temperatura es de 15 grados centígrados, la tilma se mantiene a 36,6 grados, igual a la temperatura del cuerpo humano. El 14 de noviembre de 1921, el anarquista español Luciano Pérez, colocó a los pies de la Virgen un ramo de flores que escondía una bomba. Al explotar, destruyó jarrones, floreros, las gradas del altar que sostenían la imagen, hizo volar los candelabros y retorció un gran crucifijo de metal que todavía se exhibe, pero, prodigiosamente la imagen y el cristal que la protegía no sufrieron daño alguno. Sorprende también que la imagen esté estampada en un burdo tejido sin preparar. Según expertos en técnicas pictóricas, “ningún artista hubiera elegido un lienzo de esa calidad para realizar su obra”. De igual modo, varios científicos examinaron la imagen con rayos infrarrojos, señalando: “En ella no hay huellas de pincel. El material que origina sus colores no es ninguno de los elementos conocidos en la Tierra. Pasamos un rayo láser sobre la tela, detectando que los colores flotan en el aire sobre su superficie”. Ricardo Kühn, Premio Nóbel de Química, analizó las fibras, concluyendo: “No existe colorante animal, vegetal, mineral, ni sintético. Se trata de un colorante desconocido”. Sorprende también que en sus ojos de 7 milímetros, examinados por reconocidos oftalmólogos con avanzados equipos, aparezcan pequeñísimas figuras humanas. Otro hecho insólito: Uno de los médicos que examinó la tilma colocó un estetoscopio debajo de la cinta que posee la Virgen (en señal de que está encinta), y, sorprendido, escuchó latidos que rítmicamente se repiten a 115 pulsaciones por minuto, igual que los de un bebé en el vientre materno. Del mismo modo, las estrellas visibles en el manto reflejan la exacta configuración y posición que el cielo de Méjico presentaba el día que se produjo su aparición. La Virgen de Guadalupe es uno de los grandes enigmas de la humanidad que no ha podido ser descifrado por la ciencia.
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El misterio de las urnas deslizantes


Julio 1812. En las cercanías de la bahía de Oistin, Barbados, varias personas se dirigen al cementerio con los restos mortales de Dorcas Chase. En el panteón familiar se encuentran desde hace tiempo las urnas de Thomasina Goddard y Mary Chase. La pesada losa que cubre el panteón es retirada con gran esfuerzo por los sepultureros. Al entrar observan algo aterrador: El ataúd de Mary Chase ha sido movido hacía un rincón y el de Thomasina Goddard, hacia la pared opuesta a la entrada. Atemorizados, colocan de nuevo las urnas en sus respectivos sitios, salen y cierran la tumba. ¿Quién pudo remover esos pesados ataúdes revestidos de plomo? Algunos pensaron que fueron los esclavos negros, quienes habían asistido al entierro de Mary y no simpatizaban con Thomas Chase, por cuyo cruel trato se suicidó su hija Dorcas, pero los negros rechazaron la acusación, confesando más bien miedo y respeto por lo que consideraban era obra del Diablo. Un mes más tarde, fallece Thomas Chase. En esa ocasión, las urnas seguían en su sitio. El 25 de septiembre de 1816, al ir a enterrar al niño Samuel Brewster, los ataúdes estaban desordenados. El 17 de noviembre, cuando otro difunto fue llevado al panteón hubo gran expectación. Al abrir la bóveda vieron que las urnas habían sido cambiadas de lugar. Aquello no tenía sentido, las paredes, el suelo y el techo seguían en buen estado, no existiendo posibilidad de que alguien hubiera podido introducirse. Las urnas fueron reordenadas y se cerró el panteón durante varios años. El 17 de julio de 1819, muere Thomasina Clarke y el gobernador Combermere asiste al sepelio acompañado por varias personas deseosas de ver el lugar. Al retirar la losa encontraron las urnas desordenadas. Se revisó el lugar pero no encontraron indicios de profanación. De nuevo ordenaron las urnas y cubrieron el suelo con arena para ver posibles huellas. Taparon la bóveda y marcaron el cemento con un sello. El 18 de abril de 1820 el panteón volvió a ser abierto. Todo estaba intacto. Al retirar la losa escucharon un extraño roce, una de las urnas había sido lanzada contra la losa, entonces vieron que el ataúd de Mary se encontraba empotrado en la pared del fondo, con tal fuerza que el muro había sufrido daños. Los otros féretros estaban en el suelo. Toda la bóveda estaba intacta, tan sólida que nadie podía haberse introducido y la arena no presentaba huella alguna. Los ataúdes fueron movidos varias veces y algunos de ellos colocados verticalmente contra la pared. Durante el funeral de un familiar, los asistentes escucharon extraños ruidos provenientes de la bóveda. Al levantar la tapa vieron los féretros en insólitas posiciones. Luego, el suelo fue levantado esperando encontrar algún pasadizo secreto pero fue en vano. La bóveda fue repavimentada y el suelo recubierto con ceniza. Se colocaron sellos ocultos. Tiempo después, los sellos permanecían intactos, la ceniza no presentaba huellas, pero los ataúdes ¡estaban esparcidos, unos rotos y otros boca abajo!

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Vida, muerte y renacimiento

Según diferentes religiones y creencias, “la reencarnación es un proceso cíclico de vida, muerte y renacimiento, porque para el espíritu no existe la muerte ya que este es eterno; y, cuando muere el cuerpo físico, el espíritu sigue viviendo. Una sola existencia en la Tierra es sumamente breve, comparada con la vida espiritual y no es decisiva sobre la eternidad del espíritu, ni suficiente para alcanzar la perfección. El regresar a esta vida es la divina oportunidad que se ofrece al espíritu para que evolucione, se purifique y comprenda tanto de su pasado, presente y futuro; para que alcance a saber ¿quién es?, ¿qué es?, de dónde viene, y adonde va. Al encontrar todas las respuestas ya no regresará jamás”. No obstante, para unos, la reencarnación sigue siendo algo dogmático o fantasioso, mientras que, para otros se trata de una verdad irrefutable. Según la teoría de la reencarnación, el hombre nace una y otra vez en la Tierra, hasta llegar a obtener su nivel natural de aprendizaje, retornando luego a un nuevo cuerpo y recibiendo la lección cuantas veces sea necesario, la cual, según esta misma teoría, una vez aprendida, no podrá ser olvidada. “La existencia en la Tierra es sólo un instante en la eternidad del espíritu y un soplo de vida que alienta por un tiempo a cada ser y luego se aparta para después volver. Así entonces, la reencarnación debe entenderse como un proceso cíclico de vida, muerte y renacimiento, porque para el espíritu no existe la muerte ya que es eterno; y, cuando muere el cuerpo, el espíritu sigue viviendo, y antes de encarnar el espíritu tiene una vasta preparación, ya que será posteriormente sometido a duras y largas pruebas; pero gracias a esa preparación, no se turba al penetrar en esta vida, porque cierra sus ojos al pasado para abrirlos a una nueva existencia, a fin de purificarse y obtener su pureza original. En esta existencia, el hombre ha olvidado en el fondo de su ser a su espíritu, al creer que tiene todo en la vida; por eso se preocupa más por lo físico que por lo espiritual, sabiendo que lo humano es pasajero. Cuando aprenda la lección estará listo para pasar a su siguiente etapa evolutiva, porque todo es enseñanza y siempre está exactamente donde tiene que estar para aprender lo que vino a aprender. Mientras tanto, sabe que todo evoluciona pero no sabe hacia donde”. Esas mismas religiones y creencias plantean que entre una vida y otra siempre habrá una tregua necesaria para meditar y descansar antes de emprender la nueva tarea que permita la superación del espíritu. “No es la primera vez que nuestro espíritu viene a este mundo; hace mucho tiempo atrás ha estado aquí en otras materias. El venir a este mundo es un privilegio y no un castigo, por lo que se debe aprovechar esa gracia divina al máximo. Si lo hacemos, comprenderemos el porqué de nuestras diferencias de destino, de estado de conciencia, de medio económico, de sufrimientos, etc. Vinimos a aprender en este mundo. Aprendamos la lección y no la olvidemos”.
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