¿Un número de mal agüero?


Aunque nuestra civilización está basada en la ciencia, la técnica y la lógica aun perduran algunas supersticiones en lo más profundo de nuestra memoria colectiva, y, en nuestra genética perviven sueños y miedos pasados, motivo por el cual seguimos creyendo en diferentes supersticiones. Una de ellas es la relativa al número 13, el cual es considerado por muchos como un número de mala suerte. ¿Cuál es el origen de esta connotación negativa? Esta se remonta a la mitología nórdica en la era precristiana: “En un banquete en el Valhalla fueron invitados 12 dioses; y Loki, el espíritu del mal, se coló, con lo que el número llegó a 13. En la lucha que se produjo para expulsarlo, Balder, el favorito de los dioses, encontró la muerte”. Esta es una de las primeras referencias escritas respecto al supuesto maleficio del número 13. Asimismo, las tradicionales leyendas nórdicas hablan de 13 espíritus del mal. Al iniciarse la era cristiana, la superstición ya estaba bien establecida, siendo reforzada por la Última Cena, donde Cristo y sus apóstoles eran 13; y menos de un día después era crucificado y luego Judas se ahorcó. Así, a lo largo de la historia la superstición de unos ha sido la religión de otros. El capítulo 13 del Apocalipsis está dedicado al Anticristo y la Bestia. En la cultura hindú se consideraba que 13 personas juntas eran signo de mal agüero. La Cábala cita la existencia de 13 espíritus malignos. El hombre primitivo - carente de conocimientos - frente a fenómenos como el rayo, el trueno, los eclipses, el nacimiento y la muerte, desarrolló sus creencias en espíritus invisibles. El “milagro” de que un árbol creciera a partir de una semilla o la aparición de una rana a partir de un renacuajo, le sugería una intervención sobrenatural. Fue así que rodeado de peligros y aventuras creyó que el mundo estaba poblado por espíritus vengativos que superaban a los espíritus buenos. En todas las creencias y supersticiones que el hombre heredó resaltan los amuletos contra el mal para protegerse. En Francia los ciudadanos nunca identifican una casa con el número 13. En Italia, la Lotería Nacional lo omite. De igual modo, las líneas aéreas internacionales lo saltan en las filas de asientos de sus aviones. En los Estados Unidos los condominios identifican al piso que sigue al 12 con el número 14. En cierta ocasión, un experimento psicológico puso a prueba el arraigo de esta superstición: Un nuevo edificio de apartamentos, cuya una de sus plantas se identificó con el número 13 alquiló unidades en todas las demás plantas, y ninguna en la decimotercera. Cuando se le cambió el número por el de 12-B los apartamentos se alquilaron inmediatamente. En New York, algunos de los edificios más emblemáticos como el Rockefeller Center, el Hotel Pierre, Chrysler, el Hotel Helmsley o el Four Seasons no cuentan con el botón correspondiente a la planta 13 en sus ascensores. Igual ocurre con los edificios de Manhattan. El 13 es el número favorito de los aquelarres (reuniones y rituales de brujas). El Código de Hammurabi (primer conjunto de leyes de la historia), omite el 13 en su lista. En España, desde su creación hace muchísimos años, el Documento Nacional de Identidad número 13 no se ha asignado a nadie. En ese mismo país, en los hoteles se evita utilizar el piso 13 para clientes, dejándolo para servicio. En deportes como la Fórmula 1, se omite el portal 13 en algunas calles. Un día viernes 13 sucedieron estos hechos: Eva tentó a Adán con la manzana; el Arca de Noé inició su navegación; una confusión de idiomas puso fin a la construcción de la Torre de Babel, el Templo de Salomón fue arrasado, y Cristo murió en la Cruz. El 13 tiene un halo de desgracia extendido y enraizado. En muchos países ha sido borrado de hogares y transportes. Películas de terror como Viernes 13 sembraron el pánico mediante espeluznantes carnicerías que se producían en dicho fatídico día. Richard Wagner, genial músico alemán, nació en un año que terminaba en 13, la suma de las letras de su nombre y apellido daba 13, los números de su año de nacimiento 1813 suman 13; compuso 13 óperas y falleció un día 13. La primera aparición de la Virgen de Fátima ocurrió un día 13 y luego se apareció durante varios meses en día 13 revelando tres secretos a los pastores, el último, relacionado con el atentado al Papa Juan Pablo II, que fue atacado un día 13. Sor Lucia, la última vidente que quedaba viva, falleció el 13 de febrero de 2005. El tercer secreto de Fátima fue divulgado por El Vaticano un día 13. El 13 de febrero de 1542 fue decapitada Catalina Howard, quinta esposa de Enrique VIII. El Titanic zarpó un martes 13. El 13 de febrero de 1935 sucedió la catástrofe del dirigible Macon. El 13 de junio de 1940 entraron los alemanes en París. En los Estados Unidos nunca ha existido un caza denominado F-13 dado que muchos pilotos son supersticiosos. Algunos se refieren a la misión lunar Apollo 13 como la prueba definitiva de que el 13 trae mala suerte. El Apollo 13 fue lanzado a las 13:13 EST el 11 de abril de 1970 desde el complejo 39 (tres veces trece). Los aviones de la línea aérea española Iberia y los de la italiana Alitalia no lo tienen en su numeración, la fila que sigue a la 12 es la 14. En el libro del Apocalipsis el versículo 13 esta dedicado al Anticristo. En las cartas del tarot la XIII está dedicada a la muerte.
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