El famoso emperador de los franceses fue considerado como uno de los más grandes estrategas y uno de los personajes sobre los que más se ha escrito en todos los idiomas, pero muy pocos escribieron sobre su misteriosa muerte, por lo que pocas personas saben qué ocurrió realmente con su deceso. Napoleón murió el 5 de mayo de 1821, después de una larga enfermedad que comenzó al llegar a la isla de Santa Elena, lugar de su destierro en el Atlántico Sur. Nunca se recuperó, a pesar de tener 47 años de edad y aparentemente gozar de buena salud. Recluido durante casi seis años con la escasa compañía de sus más fieles colaboradores quienes le siguieron hasta sus últimos días, el cruel destierro en una isla perdida en un apartado lugar del mundo y aquellos tortuosos días le harían caer en una profunda depresión. Al comenzar los síntomas de una enfermedad desconocida, las terribles condiciones de su cautiverio hicieron que se acentuase, lo que unido a su negativa de no aceptar ningún tipo de medicamentos y la indiferencia de los médicos precipitaron su muerte. Ante las circunstancias y sospechando que estaba siendo envenenado por sus cuidadores, al sentirse mal de salud pidió a su médico de cabecera que si llegaba a fallecer le hicieran la autopsia y que dieran a conocer el motivo de su muerte. Su petición fue cumplida y entonces se conoció que se debió a una terrible enfermedad conocida ahora como cáncer de estómago. Luego surgieron las dudas acerca de la verdadera causa de su muerte, puesto que estaba obeso y, en esos casos, los enfermos de cáncer suelen estar muy delgados. Diecinueve años después cuando su cadáver fue exhumado para trasladarlo a Francia, los testigos se sorprendieron al observar que su cuerpo se mantenía en perfectas condiciones, mientras que sus ropas estaban destruidas debido a las malas condiciones del enterramiento. ¿Fue envenenado? Louis Marchand, su fiel ayudante, quien permaneció junto a él hasta su muerte, dejó registrado detalles del proceso de su enfermedad confirmando el lento envenenamiento de su organismo producido por arsénico, un potente veneno que le habría causado la muerte. No obstante, nada pudo comprobarse. Años después, el odontólogo Sten Forshufvud, quien era también experto en química y toxicología, y gran bonapartista, comenzó a investigar los últimos años de Napoleón y al final expresó: “No hay duda. Bonaparte fue envenenado con arsénico”. Poco después se desarrolló un procedimiento que permitía detectar el arsénico en el cuerpo, la cantidad y el tiempo en que se ingirió. Ello, gracias al análisis del cabello, por lo que necesitaba encontrar algún mechón de Napoleón, y gracias a la ayuda de su fiel colaborador que guardaba recuerdos personales en los cuales se encontraba un sobre cerrado escrito de su puño y letra, donde se leía "Cabellos de Napoleón, 5 de Mayo de 1821", el análisis confirmó la sospecha: Su pelo contenía trece veces más arsénico de lo normal.
insolitohz@gmail.com
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