Vida, muerte y renacimiento

Según diferentes religiones y creencias, “la reencarnación es un proceso cíclico de vida, muerte y renacimiento, porque para el espíritu no existe la muerte ya que este es eterno; y, cuando muere el cuerpo físico, el espíritu sigue viviendo. Una sola existencia en la Tierra es sumamente breve, comparada con la vida espiritual y no es decisiva sobre la eternidad del espíritu, ni suficiente para alcanzar la perfección. El regresar a esta vida es la divina oportunidad que se ofrece al espíritu para que evolucione, se purifique y comprenda tanto de su pasado, presente y futuro; para que alcance a saber ¿quién es?, ¿qué es?, de dónde viene, y adonde va. Al encontrar todas las respuestas ya no regresará jamás”. No obstante, para unos, la reencarnación sigue siendo algo dogmático o fantasioso, mientras que, para otros se trata de una verdad irrefutable. Según la teoría de la reencarnación, el hombre nace una y otra vez en la Tierra, hasta llegar a obtener su nivel natural de aprendizaje, retornando luego a un nuevo cuerpo y recibiendo la lección cuantas veces sea necesario, la cual, según esta misma teoría, una vez aprendida, no podrá ser olvidada. “La existencia en la Tierra es sólo un instante en la eternidad del espíritu y un soplo de vida que alienta por un tiempo a cada ser y luego se aparta para después volver. Así entonces, la reencarnación debe entenderse como un proceso cíclico de vida, muerte y renacimiento, porque para el espíritu no existe la muerte ya que es eterno; y, cuando muere el cuerpo, el espíritu sigue viviendo, y antes de encarnar el espíritu tiene una vasta preparación, ya que será posteriormente sometido a duras y largas pruebas; pero gracias a esa preparación, no se turba al penetrar en esta vida, porque cierra sus ojos al pasado para abrirlos a una nueva existencia, a fin de purificarse y obtener su pureza original. En esta existencia, el hombre ha olvidado en el fondo de su ser a su espíritu, al creer que tiene todo en la vida; por eso se preocupa más por lo físico que por lo espiritual, sabiendo que lo humano es pasajero. Cuando aprenda la lección estará listo para pasar a su siguiente etapa evolutiva, porque todo es enseñanza y siempre está exactamente donde tiene que estar para aprender lo que vino a aprender. Mientras tanto, sabe que todo evoluciona pero no sabe hacia donde”. Esas mismas religiones y creencias plantean que entre una vida y otra siempre habrá una tregua necesaria para meditar y descansar antes de emprender la nueva tarea que permita la superación del espíritu. “No es la primera vez que nuestro espíritu viene a este mundo; hace mucho tiempo atrás ha estado aquí en otras materias. El venir a este mundo es un privilegio y no un castigo, por lo que se debe aprovechar esa gracia divina al máximo. Si lo hacemos, comprenderemos el porqué de nuestras diferencias de destino, de estado de conciencia, de medio económico, de sufrimientos, etc. Vinimos a aprender en este mundo. Aprendamos la lección y no la olvidemos”.
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