La religión, la espiritualidad y la salud


La fe puede entenderse como la creencia en un ser supremo o en lo divino. La fe no es patrimonio particular de nadie puesto que es universal; y siendo un hecho inherentemente humano, en la mayoría de los casos va ligada a una religión o a un sentir espiritual determinado. Entendida como otra realidad de la fe, deriva de las directrices de algunos poderes religiosos y cada religión corresponde a una cultura particular. En base a estos conceptos, se ha demostrado que la religión y la espiritualidad están estrechamente relacionadas con la adaptación y con el tratamiento de diversos síntomas de graves enfermedades. Es en estos casos, se cree que las creencias religiosas o fe inciden favorablemente en los índices de aceptación de la enfermedad, menor ansiedad, hostilidad o sentimiento de aislamiento o rechazo social. Si existen realmente sólidas creencias o fe - a pesar del dolor o la fatiga - estas no sólo generan esperanza, sino adaptación, aceptación o menor aflicción, independientemente de la percepción que se tenga de la gravedad de la enfermedad; provocando una sensación de paz o resignación. Esto se ha relacionado también con baja incidencia en situación de depresión del paciente. Al respecto, investigaciones realizadas por psicólogos, psiquiatras y terapeutas han determinado que sobrevivientes de enfermedades mostraron un crecimiento personal sustancial como resultado de hacer frente al trauma de la afección. En países como Francia, Estados Unidos, Bélgica y Alemania, encuestas realizadas en personas con familiares afectados por sida, cáncer, etc., demostraron que el sostener una lucha contra cualquier enfermedad sin tener fe alguna, incide en una menor calidad de vida experimentada bajo angustia, miedo e, incluso, intentos de suicidio. “Contrariamente, en muchos casos – señaló Davian Marck, psicólogo clínico – casi todos los entrevistados coincidieron al expresar que ante la enfermedad, la oración es un valioso instrumento de adaptación. En este sentido, muchas instituciones hospitalarias del mundo han formado equipos que analizan y evalúan el efecto positivo de la oración, convencidos que la participación religiosa y espiritual está relacionada con una mejor salud y mejor expectativa de vida”. Dichas investigaciones determinaron que el apoyo espiritual se vinculó con un mejor funcionamiento del sistema inmunitario; indicando que la falta de fe afecta negativamente la condición de salud. “Ensayos con pacientes de cáncer indicaron que el apoyo contribuyó a la supervivencia de algunos pacientes, confirmando también que la religión y la espiritualidad son importantes para la mayoría de las personas. El 90% afirmó creer en Dios, y más del 70% señaló que la religión es una de las influencias más importantes en su vida, expresando el deseo de que sus necesidades espirituales y religiosas fuesen abordadas por el personal médico con más frecuencia. Una encuesta realizada en pacientes hospitalizados determinó que el 77% solicitó que los médicos tomen en cuenta sus inquietudes en este sentido, mientras que el 37% deseaba que los prestadores de salud abordaran el tópico de sus creencias religiosas. Un estudio efectuado en 14 hombres con antecedentes de cáncer de próstata determinó que la mayoría había conversado sobre sus creencias con sus médicos; solicitándoles que representantes de sus respectivas iglesias les brindaran asistencia espiritual. Es fácil saber cuándo el paciente tiene inquietudes espirituales. Basta aguardar que las mencione. De esta forma abre la posibilidad a una conversación donde el médico podrá evaluar dichas inquietudes, cuidando que el paciente no lo interprete como una intromisión en su privacidad. En ese caso, es preciso informarle que ese tipo de consulta se utiliza en la investigación de la relación existente entre religión, espiritualidad, índices de salud y ajuste a la enfermedad; puesto que guarda suma importancia para los servicios de hospitalización en cuanto a la mejoría física del enfermo. Datos confiables respaldan la posibilidad de que la adaptación espiritual es un medio efectivo mediante el cual los pacientes utilizan mejores recursos para hacer frente a las enfermedades. Planteada la necesidad de este aporte, se hace necesario integrar la evaluación sistemática de tales necesidades en la atención médica. Respetar las opiniones del paciente y seguir su liderazgo, evitando discusiones teológicas o participar en rituales religiosos; respetar su integridad en relación a creencias o prácticas religiosas; brindarle otros recursos de apoyo sugiriéndole la orientación de un guía espiritual, y consultarle sobre sus creencias religiosas que pueden ser importantes en la toma de decisiones, etc., son aspectos fundamentalmente necesarios para la toma de decisiones o para aclarar inquietudes sobre el tratamiento. El valor psicológico del apoyo espiritual o religioso en el intento del logro del bienestar físico está siendo progresivamente aceptado en el entorno médico-asistencial. Las religiones, la espiritualidad y la fe pueden llegar a ser puntos de encuentro y entendimiento entre las personas, y no necesariamente elementos que dividan y generen conflictos entre ellas. Si realmente inciden positivamente en la mejoría del enfermo… ¡Bienvenidas!
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