La última columna del año


La ocasión es propicia para reflexionar acerca del tiempo y de la vida. A veces es bueno hacerlo. De ahí, esta reflexión para observar y entender lo que sucede a nuestro alrededor, a fin de que el pensar y accionar vayan estableciendo pautas. El inicio de un nuevo año es el mejor momento para reunir fuerzas e ilusiones para comenzar el mejor período de nuestra vida, por cuanto es una oportunidad para convertir la vida, el hogar y el trabajo en algo distinto, diciéndonos "Voy a comenzarlo bien. Así será más fácil seguir bien y terminar bien. Quiero que así sea. Esta nueva oportunidad no la voy a desperdiciar porque no soy dueño del tiempo ni puedo fijar la duración de mi existencia. Tal oportunidad debe enseñarnos a valorar el tiempo, fructificándolo como fundamento para acercarnos al pleno cumplimiento de nuestra vocación y de nuestro destino". Si estamos decididos, todo comenzará a ser distinto. “Voy a dejar el egoísmo; voy a estrenar un nuevo amor en mi familia, siendo mejor pareja, padre o madre; siendo distinto en mi trabajo por cuanto voy a cambiar de carácter; porque voy a desempolvar mi fe y porque voy a poner un poco más de paz espiritual en mi diario vivir". En estos días nostálgicos, pensamos que envejecemos en una especie de impaciencia porque no hemos logrado todo lo que hemos querido alcanzar o porque nos parece lejana la felicidad plena que anhelamos. Por esta razón, debemos sacarle el máximo provecho al tiempo y proponernos que éste sea el año en que cumplamos nuestras promesas; el de las decisiones emprendedoras; el año del amor y de la unidad para que nos vaya mucho mejor, porque no basta con tener fe en ser mejores; tenemos que comenzar a ser mejores desde ahora mismo, ya que la felicidad está al alcance de nuestras acciones. Lo que recibimos hoy es lo que sembramos ayer y lo que sembremos ahora será lo que recibamos mañana. Ni el pasado ni el futuro pueden lastimarnos. Sólo el presente tiene valor en nuestra vida. Y si hemos sufrido, es importante saber que a veces es bueno sufrir porque llega un momento donde uno se dice: "Suficiente. ¡No más! No quiero más este dolor". Cuando buscamos afuera la felicidad, siempre nos decepcionaremos porque no hay felicidad, paz o amor duraderos fuera de nosotros. Nosotros propiciamos el tipo de sentimiento que elegimos. Para tener paz y amor, primero tenemos que afianzar esos sentimientos dentro de nosotros mismos. Cuando nos aferramos a alguien, creamos dolor no sólo en nosotros, sino también en la persona a la cual nos aferramos. Felicidad es tener a quien amar. Es comenzar por tener un sueño y estar comprometido con ese sueño. Es apasionarnos por lo que hacemos. Es tener confianza en uno mismo. Es aceptar lo que no se puede cambiar y saber cambiar a tiempo. Es saber que lo único permanente es el cambio. Es reconocer nuestros logros y aprender a disfrutarlos. Es pedir perdón cuando nos equivocamos. Es hacer las cosas ahora. Es reconocer nuestras fortalezas y debilidades. Es no parar hasta lograr la realización de nuestros sueños. Es no atarnos al pasado y actuar con entusiasmo. Es hacer siempre algo positivo. Es saber que no estamos solos; que tenemos personas que nos aman o nos aprecian. Es comprender lo que no se puede cambiar. Es tener tiempo libre y disfrutarlo. Es pensar en positivo y tener metas claras. Es estar preparado para las oportunidades. Es desarrollar la creatividad y saber utilizar la imaginación. Es recomenzar con el mismo entusiasmo, sin rendirnos. Es hacer las cosas lo mejor posible, actuando como si ya hubiéramos logrado las metas. Es dejar huellas para que otros puedan seguir. Es ganar por disfrutar. Es arriesgarse, reconociendo que detrás de cada acierto hubo fracasos. En fin, es vivir en paz con nuestra propia conciencia y en confraternidad con nuestros hermanos los seres humanos. ¡Que Dios les colme de bendiciones!insolitohz@gmail.com

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