¿Tienen los animales capacidad para detectar la proximidad de catástrofes naturales? ¿Poseen facultades perceptivas que le hacen sentir lo que los humanos no percibimos? Quien ha estado en una catástrofe sabe que pocos momentos antes de las tragedias los animales comienzan a comportarse extrañamente. ¿Será porque tienen los sentidos más desarrollados? No lo sabemos, pero existen hechos que parecen indicar un “sexto sentido animal” que escapa a toda explicación racional, por lo que nuestra mente se resiste a admitir que los animales puedan tener facultades no probadas científicamente, pero no por ello menos reales y sorprendentes, como el caso del gato de Winston Churchill quien estando muy enfermo en su cama atendido por sus médicos, una noche, cuando parecía que estaba fuera de peligro, su gato comenzó a maullar fuerte e inexplicablemente. Al día siguiente, Churchill amaneció muerto. Existen otros casos de gatos que predicen la llegada de sus dueños muchas horas antes de que éstos retornen a casa; y de perros que después de haberse perdido recorren muchos kilómetros para reencontrarse con su amo. Ya en 1842 Jhon Mieg aludía el tema en su artículo Animales meteorológicos. Hoy, uno de estos casos ocurre en el Centro de Rehabilitación de Providence, en Rhode Island, USA, donde, según el geriatra David Sosa, un gato llamado Oscar predice la muerte de pacientes a los que visita. “Cuando entra a una habitación indica que alguien morirá pronto, y ese alguien es la persona que visita. Esto ha ocurrido más de 25 veces por lo que no se trata de ninguna casualidad”, reveló Sosa a la prestigiosa y reconocida publicación científica The New England Journal of Medicine. Sosa agrega: “Aparece pocas horas antes de morir el paciente. Creció aquí. Cuando tenía seis meses hacia rondas igual que los médicos y enfermeras; así detectamos su facultad que predice la muerte mejor que cualquier otro que trabaje aquí, donde tenemos varias mascotas para que acompañen a los pacientes”. ¿Cómo actúa este felino? “Oscar entra a la habitación X. La paciente K está en la cama. El gato salta sobre la cama. Huele el aire, se detiene y gira dos veces antes de enroscarse junto a la paciente. Una enfermera entra y al notar su presencia deja la habitación rápidamente y vuelve a su mesa a recoger la historia médica y comienza a hacer llamadas telefónicas. Posteriormente empiezan a llegar los familiares y el cura. Poco después, la señora K fallece”. Sosa, quien también es profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Brown y geriatra del Rhode Island Hospital, agrega también: “El gato es capaz de oler algo, quizás una feromona que nosotros no percibimos. A lo mejor detecta algún sutil cambio en el metabolismo de los enfermos, pero lo que más llama la atención es su gran interés por los moribundos. Su visita indica muerte inminente. No yerra. Cuando algún familiar lo saca de la habitación entonces se enfurece y maúlla fuertemente. Cuando esta afuera, araña la puerta de la habitación y va y viene sin alejarse. Extrañamente, estando afuera o adentro, cuando el paciente muere se retira. Por muy mal que estén los pacientes, cuando entra a las habitaciones si no percibe la inminencia de la muerte no les hace caso. Sólo los mira, olfatea y se va. Pero cuando sube a la cama del enfermo, lo olfatea, se acurruca junto a él y ronronea, invariablemente, horas después, este fallece. Realmente se trata de de un caso sumamente extraño e insólito que en este momento reta a la ciencia, pues, hasta ahora no existe explicación racional alguna que pueda aclarar este gran misterio”.
insolitohz@gmail.com
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