El gran enigma de Julio Verne


Pocos conocen la misión de los maestros iniciados. Se cree que ellos vienen a la Tierra como seres humanos viajando en el tiempo hacia atrás o hacia adelante, instruyendo y enseñando. ¿Cómo entender que puedan tener la capacidad de moverse a través y más allá de las dimensiones del tiempo y del espacio para explicarnos acerca de la realidad del Universo que las limitaciones de nuestros sentidos no nos permiten experimentar?. “Para convertirse en un constructor de sueños es necesario conocer los hilos que mueven la historia”. Durante siglos, el papel de los discípulos de la luz ha sido el de promotores de cambios. ¿Y no fue este el caso de Julio Verne, quien con sus leyendas llenas de imaginación y fantasías captó la atención de muchas generaciones?. En el siglo XIX se adelanta a la ciencia “viajando” a la Luna, al centro de la Tierra y al mundo submarino. Sin ser un científico se adelanta a la invención del submarino, del helicóptero y a los viajes espaciales. Vislumbra cambios del futuro; anticipa que las potencias del siglo XX serían Estados Unidos, Rusia y China. En Los 500 millones de la Begun habla del militarismo alemán, y en La asombrosa aventura de la misión Barsac adelanta los efectos del nazismo que usaría avances científicos para la aniquilación. “Desde el principio una comunidad de maestros iniciados actúa en el plano físico terrenal. Al paso del tiempo, el conocimiento es mantenido por los iniciados, quienes trasmiten sus enseñanzas”. Mucho antes de que se inventaran, profetiza con exactitud logros científicos del siglo XX (cohetes espaciales, submarinos, helicópteros, aire acondicionado, misiles dirigidos e imágenes en movimiento). Su novela Cinco semanas en Globo (1869), da comienzo a su gran producción, por la que fue considerado padre de la ciencia-ficción. Por sus insólitas facultades proféticas llega a comparársele con Nostradamus. Ellas le permiten la hipotética comunicación con los espíritus. Suele decir: "Todo lo que un hombre es capaz de imaginar, otros lo realizarán". El Nautilus (1870) muestra los primeros proyectos de máquinas submarinas, similares al primer submarino atómico construido en 1955. Las proyecciones de Orafnik se basan en el kinetoscopio. El Albatros de Robur hunde sus raíces en el helicóptero pionero. “Los hombres del siglo XXIX viven en modernas ciudades con largas vías, con altas casas de 300 metros de alto y bajo un cielo surcado por aerocars y aerómnibus. Las metrópolis albergan millones de habitantes; la gente cruza el atlántico a través de veloces tubos neumáticos; en China se intenta restringir la natalidad; Inglaterra ha perdido sus posesiones”. Habla de mundos conocidos y desconocidos con aventuras en el futuro e infinito. Anuncia el helicóptero, las bombas de fragmentación, el cine sonoro, los rascacielos, etc. “Soy de una época en que todo ha ocurrido ya". Sus predicciones impresionan por su exactitud: En De la Tierra a la Luna, (1865) llama Columbiad al proyectil con humanos dirigido a Selene. 104 años después el módulo de la nave Apolo que completa la misión real tiene por nombre Columbia y un peso similar al señalado por él. En esa novela, el seguimiento del proyectil se realiza desde un imaginario telescopio gigante con lente de 5 metros de diámetro, situado en las Montañas Rocosas, similares a las dimensiones y ubicación real del gran radiotelescopio de Monte Palomar. En la obra el viaje se realiza a 40.000 kms en 97 horas. En la realidad, el Apolo XI viaja a 38.500 kms en 102 horas. Todo lo que imaginó sucedió muchos años después: La nave real ameriza en un punto concreto del Océano Pacífico, a tan solo 4 kms del imaginado por Verne un siglo antes. Predice la creación del fax y del Internet. Habla de un sistema automático de comunicación a distancia; en 1863 anuncia un equivalente al actual correo electrónico. Con más de un siglo de antelación vaticina que las grandes ciudades del futuro estarán iluminadas por potentes luces eléctricas. En París en el siglo XX, predice la existencia de un tren que recorrerá la capital francesa. Anticipó el vuelo experimental con perros en la investigación astronáutica. Imaginó el estado de ingravidez en el espacio exterior. En sus asombrosos relatos habla de buzos con escafandra; de un electroimán que anuncia el motor eléctrico; de una campana submarina que antecede al batiscafo; de pesca submarina; del aprovechamiento de la energía del mar; del automóvil; de rascacielos, etc. En 1891, en La Jornada de un periodista en el año 2889, habla de televisión, fotografía a color, del fonoteléfono, de la calculadora y de máquinas registradoras. En su libro París en el siglo XX, señala: "La mayoría de los coches se mueve por una fuerza invisible mediante un motor de aire dilatado por combustión de gas"; "En tiendas como palacios se expande la luz”; “Amplias vías de comunicación”; “Hoteles inmensos"; “Mayoría de edad a los 18"; “En esta época de negocios el consumo de papel aumenta considerablemente; “Concierto eléctrico ¡y qué instrumentos!, pianos comunicados entre sí a través de una corriente eléctrica tocan de la mano de un solo artista"; "Ya no cortan la cabeza a nadie. La fulminan con una descarga". Verne vino de una dimensión de maestros iluminados a orientar a sus alumnos hacia la luz cósmica de la sabiduría para que fuese usada por la raza humana a fin de cumplir con su destino. Continuará.

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