Un Mundo de curiosidades


El primer anuncio escrito que se conoce data del 3000 a.C. Se trata de un cartel aparecido en las ruinas de la ciudad egipcia de Tebas, en el que se ofrecía como recompensa una moneda de oro a quien capturara y devolviera a su amo un esclavo huido llamado Shem. En 1439, en Inglaterra se ilegalizaron los besos como método para controlar la propagación de enfermedades por contacto físico. Los egipcios ya conocían y fabricaban cerveza con agua de río, pan asado, malta y diversos jugos. En 1989, unos arqueólogos desenterraron una tinaja de unos 5400 años donde pudieron preparar la cerveza en la antigua ciudad de Hierakonpolis. La cerveza más cara del mundo se fabrica en Londres. Su nombre es Tutankamon y se elabora según una receta rescatada por unos arqueólogos del Templo del Sol de la reina Nefertiti, en Egipto. Cuesta 57€ cada botella. ¿Por qué chocamos las copas al brindar? En la edad media eran tan frecuentes los envenenamientos que se popularizó la costumbre de chocar las copas al brindar. Así, si alguien había puesto veneno en la copa del otro, salpicaba en la de él y no se la bebía. En la Tierra existen más de 6000 idiomas. En Europa el 3% de ellos. En Asia el 32%, entre las que se encuentra la más hablada del mundo, el chino mandarín, utilizado por 885 millones de personas. África se aproxima con un 30%, mientras América el 19% y el Pacífico el 15%. Como mecanismo natural que avisa cuando el organismo necesita reposo o cambio de actividad, el bostezo es un acto involuntario. Cuando el sistema nervioso recibe información del cansancio o el aburrimiento que está provocando disminución de la atención, pérdida de concentración, o laxitud muscular, entra en juego el sistema nervioso autónomo, responsable de que los ojos se cierren y la boca se abra al máximo. La barba más larga del mundo se conserva en un museo americano, mide 5,33 metros y perteneció a un noruego que falleció en 1927. El búho puede girar su cabeza 360 grados. Curiosa coincidencia literaria: Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, considerados como los más grandes exponentes de la literatura hispana e inglesa, murieron el 23 de Abril de 1616. En Bucarest hay tantas ratas que existen cuatro por persona. Cada año se comen 450 mil toneladas de arroz, suficientes para alimentar a tres millones de personas. Para combatirlas, el gobierno paga por cada rata (viva o muerta) una taka (equivalente a O,O3 $), y por mil ¡un televisor a color! El rinoceronte es el animal más grande después del elefante y puede llegar a pesar cerca de 5 toneladas. En agosto de 1890 se realizó la primera ejecución en una silla eléctrica. Cuando se enteró el Emperador Menelik II de Abisinia (hoy Etiopía), encargó tres sillas a USA. Pero, al llegar el pedido, descubrió que necesitaban electricidad para funcionar y Abisinia todavía no contaba con ese adelanto. Ni corto ni perezoso, el Emperador encontró una solución… usó una como trono imperial. La primera tapa (pasapalo) de la historia española surgió a raíz de una anécdota protagonizada por Alfonso XIII, en una visita a Cádiz. Antes de regresar a Palacio, el monarca se paró en una venta de la playa y pidió una copa de vino de jerez, pero no se percató que un remolino de viento amenazaba con llenar de arena su copa. Entonces, un camarero se apresuró a cubrirla con una loncha de jamón. Cuando el rey fue a tomar un sorbo preguntó: ¿Qué es esto? y el mozo respondió: "Perdone Majestad, le he puesto una tapa para que no entre arena en su copa". El rey se comió el jamón y pidió que le sirvieran otra copa, ¡pero con una tapa igual! Nuestro planeta es más profundo que alto: En el océano Pacífico, la fosa Challenger tiene una profundidad de 11.000 metros, mientras que el Everest, la montaña más grande del mundo tiene 8.848 metros de altura. El pulpo tiene tres corazones, un cuerpo blando con un cerebro bien desarrollado y ocho brazos, cada uno de los cuales posee dos filas de ventosas. La lata de Coca-Cola fue inventada en 1930, pero tuvo muchos años sin utilizarse ya que en sus comienzos no inspiraba mucha confianza beber algo que la gente no podía ver.

La muerte… ¿principio o fin?


Vivimos esforzándonos por un incierto porvenir. Nuestros pensamientos están siempre referidos a proyectos, a ideales, etc. Así, cada instante nuestro es relativo a cada hora que vendrá o a cada día que seguirá, mientras que el presente nos parece insuficiente, estimando que no es más que la puerta de un prometedor mañana, sin darnos cuenta que comenzamos a morir cuando nacemos. De tal modo, nuestra existencia transcurre en una eterna lucha por la vida y aunque sabemos que tenemos que morir, no lo admitimos; debatiéndonos entre la incertidumbre y la ignorancia, planteándonos: “Nacer y morir. He aquí nuestro dilema. Tenemos miedo a morir pero a vivir también”. Por ello, si la muerte es principio o fin, depende de las creencias de cada uno. Para quienes creen que después de la muerte no hay nada, es el fin. Para quienes creen en la reencarnación; es el principio. “Morir es comenzar a vivir; nacer es empezar a morir. Consideramos la muerte como una tragedia. Pero, ¿no es acaso la finalidad de la vida, vivir y morir? La enfermedad y la vida duelen más, mientras la muerte, al final es indolora (sin sueños, sin pesadillas, sin despertar…). Extrañamente, la agonía es vida porque lucha por preservar la vida, siendo la muerte la mayor interrogante, el temor que nos causa representa uno de los instintos humanos más arraigados, por lo que no deja de atemorizarnos debido a que no sabemos lo que es; por lo que es inútil meditar y obsesionarse con ella. Muchos son los aforismos sobre la muerte. La mitología griega la consideraba “hija de la noche y hermana del sueño”. Las tumbas representan la última postura, el adiós definitivo: “Contra la muerte nada pude”, “A cada vida le toca una muerte”, “Nadie quiere morir y menos el que está cerca de la muerte”, “El que desea la muerte es porque agotó los caminos hacia la vida”, “La vida es un accidente. La muerte es el regreso de la materia a su estado natural”, “Se puede estar ausente en vida, como presente muerto”, “La muerte no es desaparición porque nos reintegra al Universo”. Aunque ignoramos lo que hay más allá del otro lado de la puerta que separa el aquí del allá, todos pensamos en la muerte; sobre todo, cuando envejecemos y el tiempo pareciera pasar más rápido. Según algunas culturas antiguas, nuestro cuerpo físico, destructible, no es todo lo que somos. “Somos mucho más: alma, espíritu, o como queramos llamar a ese principio vital que anima nuestro paso por esta dimensión. Ese algo etérico no está sometido a las leyes de la materia, y precisamente porque es inmaterial se desprende de la cápsula que le mantiene encerrado para manifestarse en este plano, relacionándose con otros seres similares, dando incluso vida a otros, pero después de la vida, inexorablemente viene la muerte, y, después de ella, nos convertimos sólo en recuerdo para quienes nos conocieron”. Antes, a lo largo de los años, la vida se traduce en recuerdos, vivencias, luchas pasadas o acciones que convirtieron nuestros pensamientos en edificios, empresas, instituciones, etc. pero, en un instante todos se vuelven recuerdos o sueños concretados o irrealizados; y así, con ese bagaje, arribamos a la puerta del sueño eterno, ya que, como prisioneros de nuestras ideas, cansados de vivir o de haber cumplido o no con la misión que se nos encomendó, el dolor y el sufrimiento provocan en nosotros el deseo de una pronta liberación, convenciéndonos que en el fondo no hay más realidad que la muerte. Vida y muerte, misterio e interrogante ¿No es acaso el cadáver humano otro misterio? Veamos: minutos antes vemos un ser animado por el soplo de la vida y de pronto se convierte en algo rígido, marchito, yerto, pálido, frío y endurecido, atrapado por el rigor de la muerte, lo que nos produce una siniestra sensación de consternación y temor, porque su expresión trágica no es grata y aunque en vida el difunto fuese la persona más bella, el olor que luego despide su cadáver es detestable, excepto para los insectos y animales carroñeros. Como misterio definitivo, la muerte está estrechamente ligada a la vida. “Para que surja la planta ha de morir la semilla. El hombre muere, la especie sobrevive”.

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